Cuentas fake en las redes sociales: cuando la ficción supera a la realidad
Numerosos personajes públicos cuentan en Twitter y Facebook con clones satíricos, en algunos casos incluso más seguidos que aquellos a quienes acostumbran a imitar
Responsabilidades, delitos y antecedentes
A la hora de hablar de cuentas falsas en las redes sociales hay que diferenciar las referidas a personajes públicos de las que afectan a los ciudadanos de a pie. Las primeras, siempre que sean humorísticas, no suelen conllevar responsabilidades (salvo que incluyan ataques al honor o la imagen o sirvan para cometer delitos de injurias, calumnias o vejaciones). Las segundas, sí lo son.
En Twitter y Facebook hay cuentas falsas de Cristóbal Montoro, Urdangarín, las infantas, la Duquesa de Alba, Mercedes Milá, Carmen Lomana, Messi, Jesús Vázquez, Sabina, Mario Vaquerizo, Andrés Calamaro… Algunos han exigido sin éxito su cierre. Otros nunca lo han hecho, pese a no disponer de una cuenta real, multiplicando así el número de seguidores de sus clones. De hecho, una falsa cuenta en Facebook de Joan Manuel Serrat (sin perfil oficial) llegó a pedir dinero a sus seguidores con la excusa de ayudar a los afectados por los terremotos de Chile y Haití.
En el caso de personajes anónimos, el castigo a los suplantadores está mucho más perseguido. En este sentido, la pena tipo en el caso de incurrir en el delito de usurpación del estado civil (suplantación de personalidad) oscila de los 6 meses a los 3 años de prisión; mientras que la multa por el tratamiento de datos personales sin consentimiento del afectado puede ascender hasta los 300.000 euros.
Ya ha habido varias sentencias de este tipo en nuestro país. En junio de 2011, dos adolescentes fueron condenadas a pagar una multa de 12.400 euros por cyber-acoso, tras crear un perfil falso en Tuenti para hacerse pasar por una compañera de clase. Y más recientemente, en marzo de este mismo año, un juzgado condenó a seis meses de cárcel a un joven que suplantó a uno de sus primos, a través del correo electrónico y Tuenti, desde donde envió mensajes ofensivos y aseguró ser gay.
En este sentido, Samuel Parra explica que, “normalmente, las sentencias que han condenado a sujetos por hacerse pasar por otro en una red social no han sido precisamente por suplantar la identidad (pues no se daban todos los requisitos), sino por vejaciones”. No obstante, añade, también ha habido alguna condena por suplantar la identidad de otro en Tuenti, “pero aquí sí que se daban todos los requisitos, porque el infractor se apoderó de la contraseña de la víctima y actuó como si fuera ella dentro de la red social”. Por tanto, en las redes sociales están permitidas las imitaciones, siempre que se trate de un personaje público y la intención sea humorística… Exactamente igual que en el mundo analógico.