Los usuarios estarían dispuestos a compartir sus datos personales y su identidad digital , lo que generaría un fuerte crecimiento de la economía europea, pero sólo si las organizaciones públicas y privadas son capaces de garantizar su privacidad. Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por el The Boston Consulting Group (BCG) a petición de Liberty Global y basado en una encuesta a 3.000 consumidores europeos.
Una de las grandezas de este informe es que por primera vez se cuantifica el valor económico de la identidad digital de las personas, o lo que es lo mismo: la suma de información disponible digitalmente de un individuo, que va desde lo que los usuarios revelan sobre ellos mismos en las redes sociales a los datos generados por las transacciones online.
El valor económico de las aplicaciones creadas para utilizar la identidad digital alcanzará los 330.000 millones de euros en Europa en 2020 y BCG calcula que el beneficio para el consumidor es de más del doble de esa cifra, unos 670.000 millones. Los beneficios para el consumidor van desde precios reducidos, ahorros de tiempo, acceso a servicios gratuitos online y aplicaciones móviles que se generan cuando se comparten los datos personales.
El problema, asegura el informe es la seguridad de los datos, porque dos terceras partes de esa generación de valor, unos 440.000 millones en 2020, se convierten en un riesgo si las partes interesadas no son capaces de establecer un flujo de datos de confianza.
“Es crítico que la industria establezca una plataforma de confianza para el flujo de los datos personales”, asegura Manuel Kohnstamm, Senior Vice President and Chief Policy Officer de Liberty Global.
El estudio asegura que los datos personales y la identidad digital pueden ser un motor de crecimiento clave para la estancada economía europea, representando hasta el 8% del PIB de la región para 2020. Por lo tanto será fundamental que empresas gobiernos y organizaciones trabajen con aplicaciones de confianza, controladas y fáciles de utilizar, y que se adapten a una regulación que equilibre los niveles adecuados de protección que permitan la mayor creación de valor social y económico, recoge el estudio.
Datos de la encuesta
Una encuesta a 3.000 consumidores europeos ha identificado los factores que impulsan obstaculizan el intercambio de datos personales y su identidad digital. La mayoría considera que las organizaciones violan la privacidad de los datos; los usuarios que tiene n más conocimiento sobre el uso de datos personales exigen un 26% más de beneficios antes de compartir sus datos; pocas personas tienen control de su identidad digital y aquellos que son capaces de gestionar su privacidad están un 52% más dispuestos a compartir sus datos; la confianza difiriere dependiendo del sector, de forma que los usuarios están un 30% más dispuestos a compartir sus datos con empresas de comercio electrónico, operadores y fabricantes de automóviles que con las comunidades Web 2.0; el “derecho a ser olvidado” tiene un impacto positivo en el deseo de compartir.
Entre las conclusiones del estudio están que la mayoría de los usuarios están deseando compartir sus datos personales, su identidad digital, pero esta información personal tiene que ser considerada como un gran activo y, en consecuencia, aplicar el mayor nivel de seguridad.
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