Se ve en la calle y también de puertas para adentro, en las propias oficinas: el mundo es cada vez más móvil.
Los dispositivos con conexión a Internet que se pueden trasladar de un lado a otro para realizar una gran cantidad de tareas en cualquier momento y lugar están ganando la partida en ventas y, por tanto, también se abren hueco en el corazón de los consumidores.
Hablamos de los clásicos ordenadores portátiles pero, igualmente, de los modernos smartphones y tabletas, que además son mucho más manejables.
En este punto cabe preguntarse cómo están aceptando las propias empresas este fenómeno. Y eso es precisamente lo que hemos hecho en NetMediaEurope a través del estudio “How mobile technologies are affecting organisations”, que se traduce directamente como “Cómo las tecnologías móviles están afectando a las organizaciones”.
Para realizar este estudio se ha contactado tanto con los responsables de tomar decisiones de TI como con los encargados de la parte de negocio en más de medio millar de empresas pequeñas, medianas y grandes. Desde aquellas con menos de un centenar de empleados a las que cuentan con más de 1.000 y que están ubicadas en Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y, por supuesto, España.
En los últimos tres años se ha multiplicado por dos el número de compañías que ha decidido abrir los brazos a los dispositivos móviles, subiendo ya el cómputo al 63% del total. Aunque a veces es más. En las empresas de menos de 100 empleados este porcentaje sobre movilidad sube incluso hasta el 72%.
Tampoco hay que dejar pasar por alto que, en términos generales, un 87% de las empresas pone computadoras portátiles en manos de su plantilla.
Si buceamos en las razones que amparan todo este fluir de dispositivos, se habla de que la movilidad trae una serie de beneficios a las empresas. Empezando por la potenciación de la comunicación entre trabajadores, siguiendo por las tareas colaborativas y dejando en un puesto también destacado a la mejora de la disponibilidad, que se sitúa en el tercer lugar.
En cuanto a la adopción del fenómeno BYOD (Bring Your Own Devic o Trae Tu Propio Dispositivo), se trata de una realidad palpable en más de dos tercios de las empresas. Desde 2012, la adopción del BYOD se ha incrementado de forma anual un 10% y ha sido inclusiva con dos tipos de gadgets muy específicos: los smartphones y las tabletas. Así, si en 2012 sólo 32 de cada 100 empresas deajaban a sus empleados llevar este tipo de terminales personales a la oficina, ahora el número sube a 63.
Cabe señalar que dentro aquellas firmas en las que que sí se traza una política, el 63% acoge a cualquier dispositivo personal y sólo el 37% establece una lista de terminales validados.
Y eso que la seguridad continúa siendo el principal caballo de batalla de las empresas. O, al menos, es una de sus mayores preocupaciones, seguida de la gestión de diferentes sistemas operativos. Dentro de los quebraderos de seguridad destaca el robo o pérdida de dispositivos, la infección por malware y la instalación de aplicaciones que no fueron aprobadas.
De aquí a cinco años, se espera que la movilidad empresarial se vincule más con el fenómeno del Internet de las Cosas que con la wearable technology. Y más de tres quintas partes de quienes toman decisiones en las organizaciones prevén que el trabajo móvil acabará superando a las rutinas tradicionales. Lo veremos.
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