El negocio de la impresión 3D está aún por explotar. No ha llegado a sus máximas de ingresos, ni mucho menos.
Según datos de IDC, la compra de las propias impresoras y de los materiales, software y servicios alcanzó los 3.600 millones de dólares el año pasado en Europa. Para 2022 serán 7.400 millones, combinando el gasto de Europa occidental y de la parte central y oriental.
Aunque es Europa occidental la que genera la mayor parte del gasto, un 83 % en 2017, está previsto que la contribución de Europa central y del Este sea la que más crezca.
También cabe destacar el papel del hardware de impresión, si bien parece que el gasto en materiales acabará superándolo. Tampoco hay que olvidarse de los servicios de consultoría e integración de sistemas.
Otros pilares para el mercado de impresión 3D en Europa serán la fabricación discreta, que a día de hoy aporta la mitad del gasto, con las subindustrias automotriz y aeroespacial a la cabeza, y casos de usos como los prototipos y repuestos, entre otros.
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