Todo el mundo, incluso Microsoft, habla abiertamente sobre Windows 7. Suponemos que habrá una edición de Windows 7 de 32 bits, pero también que será la última versión de ese tipo, y no nos sorprendería si Microsoft encaminara sus pasos a hacernos adoptar firmemente Windows de 64 bits, acercándonos más a Windows 8, que sí podría ser íntegramente de 64 bits.

Hay una regla sobre Windows de la que la mayoría de la gente nunca parece haberse dado cuenta completamente: cada nueva versión de Windows se diseña para la siguiente generación de hardware. Cuando los usuarios se actualizaron de XP a Vista con el hardware de 2004 y dijeron que éste no era bueno, estaban perdiendo la perspectiva.

Este mismo efecto es cierto en otros sistemas operativos en distintos grados; definitivamente es cierto en MacOS, donde tienen que coordinarse incluso más fuertemente. Es menos cierto, suponemos, con Unix y otras variantes, porque se asocia menos con los fabricantes de hardware, básicamente porque tradicionalmente estos sistemas no requieren un hardware tan potente como los anteriormente comentados.

Un punto importante relacionado con el periodo intergeneracional de este tipo de software es que las actualizaciones no funcionan tan bien como la mayoría de las instalaciones hechas de fábrica que se vinculan con un equipo. Los fabricantes de equipos originales, OEMs, al menos en teoría, hacen un gran esfuerzo para que los sistemas Windows preinstalados y los controladores funcionen de manera óptima, mientras que un usuario que haga una actualización desde una versión anterior, se encontrará con problemas para saber lo que debería ejecutarse o no en su sistema, y tendrá dificultades para que éste rinda óptimamente.

El período de transición, en el que los equipos pasan desde los 32 bits a los 64 bits, se ve con recelo, tanto por parte de Microsoft como de los usuarios. Hay muchos motivos por los que puede salir mal. Microsoft ya ha señalado uno de ellos en el blog de su ejecutivo Chris Flores. Esencialmente es el mismo problema de cambio de hardware que ya hemos mencionado: los usuarios que intentan hacer una actualización por ellos mismos pueden adolecer de experiencia técnica y de información detallada acerca del hardware.

Él recomienda encarecidamente comprar un equipo con sistema operativo pre- instalado de fábrica. Los fabricantes no son perfectos en esto. Revisa, por ejemplo, este blog en el que el ingeniero de Microsoft Michael Fortin ejemplifica una configuración por parte de un OEM, aunque, eso sí, los datos se limitan al rendimiento de los tiempos de arranque.

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