Cuando la criptografía se hace arte cinematográfico

Andrew Allen nos transporta a la época más convulsa del S. XX.

Este cortometraje ha recibido un buen número de galardones en una docena de festivales, prueba de que se sabe reconocer el talento artístico y narrativo al contarnos una historia real mediante una innovadora técnica de animación hasta ahora nunca vista.

El corto además guarda en su metraje diversas pistas que nos adentran en los secretos que tan celosamente ocultan los protagonistas. La mitad de las mismas saltan a la vista y no son difíciles de localizar… pero ¡ay, las otras ! En concreto hay dos pistas que sólo las mentes más perspicaces lograrán detectar y desentrañar. ¿Te atreves a asumir el reto?