El corazón tecnológico del mundo late en el monte Fuji
“Son el Microsoft desconocido”, explica el analista Scott Foster a Bloomberg. “Si el monte Fuji entrara en erupción y tuvieran que salir de allí, el mundo se pararía”. Con estas contundentes declaraciones se refieren los entendidos a la japonesa Fanuc Ltd., la madre de todas las empresas de componentes procedentes de Asia. En sus plantas de fabricación se ensamblan piezas destinadas desde a un iPhone hasta un Boeing 747. Más de la mitad de las herramientas electrónicas del mundo, incluyendo las de los distribuidores de Toyota, Motor Corp. y General Motors, usan dispositivos de Fanuc.
El virtualizado mundo digital es su gran campo de batalla, pero entre sus proyectos se cuenta ya una expansión hacia China e India. “Estamos concentrando todos nuestros esfuerzos”, afirmaba al respecto su presidente, Yoshiharu Inaba. Los ingresos netos de su compañía ascienden a algo más de 373 millones de dólares durante el último trimestre, multiplicando por ocho las ganancias del mismo periodo del año anterior.
En los cuarteles generales de la compañía, de un brillante amarillo que motea los verdes valles japoneses, se trabaja para hacer frente al mercado de componentes de sus vecinos chinos, el mayor del mundo por el momento. No se preocupan demasiado por su principal competidora, la planta de Siemens AG en Munich, conscientes de que las mayores tasas de crecimiento siguen enraizadas en los países asiáticos. Está previsto que la India mantenga una tasa constante del 30% anual, mientras que China se queda con un incremento del 20% al año. Y eso “sólo” hasta 2015.