¿Conseguirá el iPhone 5S salvar a Apple de su debacle?
Lo primero de todo, hay que decir que el nuevo iPhone 5S es un buen smartphone, pero está enormemente sobrevalorado en su precio. Vale, no al nivel casi enfermizo del iPhone 5C, que es casi una falta de respeto a los usuarios, pero si nos fijamos más en lo que ofrece nos quedamos un poco fríos.
Lo primero es que la pantalla no cambia con respecto al 5, siguen con su pantalla Retina para no decir directamente que, en los tiempos de pantallas 1080p, la suya se queda en unos muy escuetos 1.136 x 640. Algo que resulta paradójico después de lo mucho que han criticado al resto autoproclamándose el baluarte de la alta definición. El formato de 4″ puede parecerles a algunos muy pequeño y a otros perfecto, ahí ya es cuestión de gustos.
La cámara trasera ha cambiado al incluir un sensor un poco más grande y otras mejoras, pero si la comparamos con las del Nokia Lumia 1020 o el Sony Xperia Z1, resulta bastante decepcionante. Lo que sí es una buena mejora superando al resto es su Flash True Tone.
Por otro lado está el nuevo SoC A7, que según Apple lo marca como el primer smartphone de 64 bits. Bueno, como frase de marketing está muy bien, pero los beneficios reales de usar 64 bits cuando puede que ni usen 2 GB de RAM no son tantos como quieren hacernos parecer. El A7 es mejor que el A6, sí, pero su “revolución de 64 bits” es algo anecdótico hasta que no empiecen a salir versiones especiales 64 bits de las aplicaciones.
Lo que sí es algo elogiable en este nuevo iPhone y cumple con lo que nos prometen es su lector de huellas dactilares Touch ID. Algo tan sencillo como este lector da una versatilidad increíble en un smartphone y facilita mucho su uso, sobre todo cuando a falta de teclas físicas y con pantallas pequeñas es complicado poner contraseñas complejas.
Pero cuando vemos que en el evento no se atreven a decirnos que los supuestos 199 a 399 dólares por el smartphone con contrato de 2 años, luego se transforman en de 699 a 899 euros libre, todas las bondades quedan en un segundo plano.
Por muchas mejoras que hayan incluido, sus especificaciones ni se acercan a las propuestas de alta gama del resto de fabricantes, con un precio muy superior y la casi falta de respeto de cobrar 200 euros por pasar de 16 GB a 64 GB, cuando el precio real del módulo de memoria no le sale ni por el 10 %.