La devaluación del bolívar, bofetada para las multinacionales españolasEl pasado mes de enero fue un mes difícil para las filiales de Telefónica en Venezuela. Hugo Chávez decidió devaluar el bolívar en un 50%, la primera devaluación de la moneda desde 2005. Muchas empresas españolas se vieron afectadas por esta medida como Repsol, Mapfre o BBVA, pero la más perjudicada fue, sin duda, Telefónica.
Se calculó que la operadora perdió alrededor de mil millones de euros en dividendos por la medida. Entre ésto y las negativas del presidente de Venezuela para recoger los dividendos, los inversores y accionistas de la compañía fueron perdiendo sus esperanzas de poder sacar su dinero del país.
La devaluación del bolívar, aunque fuera fatídica para muchas empresas, era necesaria, ya que el país se estaba quedando sin dólares después de mantener un cambio ficticio de bolívares a dólares. Telefónica tenía la esperanza de poder cobrar sus dividendos antes de que esta medida prevista llegara, pero no fue así.
Este mes de agosto, tras conocerse las ganancias de la primera mitad de año, y a pesar de las dudas de poder conseguirlo, la compañía, que en Venezuela está liderada por Juan Antonio Abellán, ha vuelto a reclamar sus dividendos y ha declarado a los medios que la situación les está pareciendo preocupante.
El gobierno es el único que puede aprobar la repatriación de estos dividendos y, para ello y según Abellán la empresa está llevando a cabo esfuerzos que espera que Chávez aprecie. Abellán, además, ha alertado al gobierno venezolano de que estas medidas no le ayudan si espera poder seguir recibiendo inversión extranjera, la cual, aunque Chávez parezca negarse, es muy importante para el crecimiento del país y para los planes del régimen.
Telefónica se mantiene en Venezuela por el momento. La compañía
espera alrededor de una progresión de la cifra de negocios de 1 a 4% por año, hasta el 2012.
Son alrededor de 1,5 millones de accionistas las personas que se están viendo afectadas por la situación económico-política. La compañía tendrá que tantear hasta qué punto le compensa mantenerse en ese mercado. Por ahora, aunque con cada vez menos esperanzas, Telefónica está a la espera de poder repartir entre los inversores sus beneficios retenidos en Venezuela. Cuando los consiga, si eso sucede, veremos qué decidirá la compañía.