La aplicación es evidente: los coches de policía podrían ir armados con estos emisores para hacer que se acabaran las persecuciones. Las radiaciones enviadas harían que se desactivasen los microprocesadores que controlan las funciones básicas del motor de un coche.
Las aplicaciones prácticas van más allá – por ejemplo, en aduanas, pasos controlados, e incluso barreras de seguridad. El sistema ha estado en pruebas durante 18 meses , y los vehículos equipados con este pesado dispositivo – colocado en el techo del coche ’emisor’ alimentan el circuito mediante su propia batería.
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