Cómo optimizar la eficiencia energética en el servidor

En este extenso artículo examinamos varios componentes que inciden directamente en la cantidad de energía que un servidor utiliza, así como el coste real de operar un servidor y cómo optimizar su eficiencia energética.

Introducción

Con la prisa por optimizar, virtualizar y consolidar unas operaciones cada vez más efectivas y eficientes (y claro está, ecológicas), hemos visto como muchos fabricantes de servidores aseguraban que sus productos ofrecían el máximo de potencia informática al menor consumo energético. Sólo desde hace poco estos mismos fabricantes se han visto dispuestos a discutir o incluso revelar la eficiencia de sus servidores. Actualmente, no existen estándares sólidos para medir la eficiencia energética total de los servidores.

Existen varios componentes claves que inciden directamente en la energía total que un servidor normal utiliza: estos componentes son los suministros eléctricos, los ventiladores, las CPUs, memoria, disco duro, tarjetas de entrada y salida, puertos y otros componentes de las placas bases y de los elementos que soportan al procesador. Estos componentes existen tanto en los servidores convencionales como en los de tipo blade.

Sin embargo, en el caso de los servidores blade, algunos elementos –como los suministros eléctricos, ventiladores y puertos entrada/salida- se comparten en una carcasa común, mientras que la CPU y otros elementos relacionados con la placa base se sitúan en módulos blade individuales. Dependiendo del diseño del servidor blade, los discos duros pueden localizarse o en la carcasa o en los módulos blade. Además de la lista antes mencionada, el sistema operativo y el software de virtualización incidirán también en el rendimiento total de la plataforma hardware.

A cualquier fabricante le gusta decir que su producto o plataforma es la más eficiente. Sin embargo, aunque todos parecen tener un punto de verdad (por ejemplo, el chip es más eficiente con un sistema operativo en concreto), en general todos utilizan los mismos componentes básicos y viajan en la misma nave en lo que a consumo de energía se refiere.

Por supuesto, todos queremos los servidores más potentes y rápidos para nuestro centro de datos. Por eso, aunque la eficiencia energética sea la contraseña, parece que tradicionalmente sólo pensamos en el consumo energético cuando nuestros sistemas de energía o refrigeración están al máximo o necesitan ser actualizados. Normalmente, cuando necesitamos saber cuánta energía requiere el servidor, nos fijamos en la placa del fabricante. Sin embargo, en ella sólo se dice la cantidad máxima que la unidad puede manejar y no la energía real que utiliza. Examinemos ahora cuánto cuesta realmente hacer funcionar a un servidor.