La última mala noticia que atenaza al consumidor de videojuegos europeo es que la nueva consola de Sony será algo distinta en el viejo continente que en Estados Unidos o Japón. Para ser más exactos, el presidente de SCEE, David Reeves, confesó el pasado viernes que los modelos de PS3 que verán la luz en Europa no emularán tantos juegos de consolas anteriores (PS1 y PS2) como en el resto de territorios.
¿La razón de esta decisión? Ahorrar costes. Todos sabemos que a Sony le cuesta más producir una PS3 que el desembolso que le supone al consumidor. Por ello, ante la posibilidad de reducir los costes de producción cambiando el chasis (en detrimento de la emulación por hardware de la que se jactaban los modelos nipones y norteamericanos), la respuesta ha sido fulminante.
Esta última decisión se une a otras igual de impopulares y posiblemente negativas para las arcas de Sony. La más destacada: el retraso en el lanzamiento de la consola en territorio europeo. La escasez de unidades ha conseguido que la PS3 no vea la luz en nuestro país hasta el próximo 23 de marzo, una fecha nefasta si seguimos a pies juntillas lo que pasó con la primera Xbox. No aprovechar el periodo navideño siempre trae malas consecuencias para los inicios de una nueva plataforma de videojuegos.
Somos siempre los últimos en catar los desarrollos en videojuegos, sufrimos el síndrome de la conversión de moneda estática (eso de que los dólares y los euros sean los mismos a pesar de que el cambio sea diferente) y para colmo, ahora resulta que por ahorrar costes, nuestra flamante PS3 no podrá reproducir muchos de los juegos que atesoramos en nuestras “juegotecas”. ¿Qué le hemos hecho los europeos a Sony?
Pues ser uno de los países en el que las consolas del fabricante nipón tiene más penetración. Poniendo un ejemplo visual, si las ventas de videojuegos en general en nuestro país representan habitualmente el 50 por ciento de lo que se vende en el Reino Unido, en relación a PS2 esa cifra sube hasta el 70 por ciento. Lo que quiero decir con eso es que a pesar de todas las posibles contrariedades, errores o dificultades en las que ha incurrido Sony en el lanzamiento europeo de PS3, va a ser muy difícil que la consola no triunfe en nuestro país.
Somos un país Sony en el que la palabra “consola” es sinónimo de PlayStation (igual que La Casera es sinónimo de “gaseosa” o los Kleenex de “pañuelos de papel) y eso lo saben los “jefazos” de la compañía. Por lo tanto, no hay por qué asustarse. Las PlayStation 3 que lleguen a nuestro país el 23 de marzo (unas 100.000 si hacemos caso a las previsiones más optimistas) se venderán con facilidad a pesar de todo. Y es que no podemos olvidarnos que PS3 es una gran máquina. Poder de nueva generación que bien vale cada uno de los céntimos que cuesta. Otra cosa es que su lanzamiento no hay sido el adecuado. Yo, desde luego, ya la tengo reservada.
Por Álvaro Menéndez, director de www.freeki.es
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