Cómo los delincuentes electrónicos evolucionan para estafar con mayor facilidad
John LaCour, director de soluciones antiphishing de MarkMonitor, asegura que la delincuencia electrónica es cada vez más elaborada y difícil de combatir.
La delincuencia electrónica es una amenaza cada vez mayor para la sociedad, especialmente el tipo de fraude online conocido como phishing. Las estadísticas no sólo revelan un aumento constante de los ataques de tipo phishing, sino que además estas estafas son cada vez más elaboradas y más difíciles de eliminar.
Curiosamente, el éxito de las mismas reside en muchas de las mejores prácticas de las Tecnologías de la Información (TI) utilizadas por empresas legitimas para garantizar la continuidad de su negocio. Parece que ahora los estafadores están empleando dichas prácticas para aumentar el éxito de sus estafas online y escapar de las estrategias de mitigación utilizadas por aquellos que tratan de acabar con el phishing.
El phishing es una estafa online que consiste en remitir engañosamente a los usuarios a páginas web fraudulentas, principalmente mediante e-mails que parecen auténticos, y en pedirles que proporcionen información personal como nombres de usuario, contraseñas, números de cuenta, direcciones, números de identificación personal (PIN), etc.
Después, el estafador utiliza esa información para usurpar la identidad de la víctima y sacar dinero de su cuenta bancaria, organizar subastas online, solicitar tarjetas de crédito, pedir préstamos, blanquear dinero y llevar a cabo diferentes actividades ilegales online.
Aunque el blanco de estas estratagemas son los consumidores individuales, las entidades por las que se hacen pasar los estafadores también son víctimas: se está atentando contra su marca y la buena reputación que tanto les ha costado conseguir. Los bancos son el objetivo más común de los ataques de tipo phishing, aunque cada vez se producen más ataques contra todo tipo de empresas.