Cómo los cadáveres aumentan tu seguridad al volante
A los fabricantes de automóviles no les gusta hablar de este asunto. Cuando tienen que presentar los resultados de las pruebas, suelen hacerlo mediante un vídeo con los monigotes estampándose contra el airbag (si tienen suerte). Desde los años 80 hasta el presente, incluso se han hecho animaciones, primero estilo dibujo animado y más tarde por ordenador. Y es que no es agradable para la imagen de la compañía el saber que esa tecnología de seguridad que cuesta tanto dinero se ha desarrollado a base de empotrar coches con un cadáver dentro.
No es algo nuevo. Se lleva haciendo desde los años 30, cuando los investigadores de la Universidad de Wayne fueron los primeros en lanzar un cuerpo por el hueco de un ascensor, para ver qué tipo de fuerza podría soportar. Desde entonces, las pruebas han ido incluyéndolos una y otra vez. Como afirma un responsable de la seguridad en Ford, “Es muy importante; incluso teniendo unos muy buenos matemáticos para modelar los muñecos, no se ha alcanzado el hecho de modelar un cuerpo humano”.
Además del sector automovilístico, la NASA y otras agencias o empreas emplean cadáveres para algunas pruebas. Es necesario porque después de un accidente, hay que comprobar cómo han sido afectados los tejidos internos (huesos, órganos, todo). Durante las pruebas, los cuerpos son tapados con unas medias o vendas, tanto por comodidad como por respeto. Finalmente, tras efectuar los “accidentes”, someten los cadáveres a rayos X y a autopsias.
Albert King, que trabaja en estos, considera que gracias a estas pruebas se salvan unas 8.500 vidas al año, lo que parece justificarlo. Como comentaba al principio, algo dantesco, pero si un muerto salva vidas, también se puede considerar como una última acción bondadosa al servicio de la humanidad. —Javier G. Pereda [Jalopnik]