Paso 3: Analiza la carga de trabajo durante un periodo de tiempo
Analizar la carga de trabajo en un momento puntual en el tiempo no es especialmente útil, máxime desde que las cargas de trabajo pueden variar enormemente según el día, la temporada u otras variables externas. Almacenar los datos de utilización durante un periodo amplio de tiempo, como por ejemplo un trimestre financiero, puede garantizar que los resultados sean realmente precisos y que no habrá sorpresas. Se puede crear un perfil de análisis de uso que nos proporcione una fotografía clara de la utilización del servidor, con información de uso la CPU, discos duros, memoria e interfaz de red. Esto añade seguridad y consistencia al análisis de la carga de trabajo. Al tiempo que revela los datos necesarios para estar preparados a la hora de planificar la capacidad que vamos necesitar.
Paso 4: Aplicar el modelo del “¿qué pasaría sí… ?
Es recomendable trabajar sobre el modelo de “¿qué pasaría si…?” para encontrar la mejor combinación entre sistemas reales y virtualizados, previendo la utilización de recursos y necesidades de trabajo futuras. También es prudente implementar los escenarios uno a uno, para asegurarse la capacidad de los sistemas actuales, y estar preparados para necesidades futuras sin comprometer el entorno actual, evitando así problemas grandes y costosos.
Paso 5: Comprueba tus herramientas de gestión
Muchas herramientas de gestión para virtualización sólo te permiten gestionar un tipo de hypervisor. Si tienes totalmente separada la granja de servidores virtuales del centro de datos físico, tener herramientas para la gestión de la virtualización es lo lógico. Sin embargo, en esta clase de entornos es recomendable tener un única herramienta que permita crear, buscar y mover máquinas entre el entorno real y virtual puede ser clave.
Paso 6: Probar antes de poner en servicio
Prueba a fondo los servidores virtualizados para asegurarse de que las prestaciones de la aplicación no se verán frenadas por el uso de demasiados recursos o aplicaciones en el mismo servidor. Aquí es donde las herramientas de migración son extremadamente útiles, pues podemos desvincular datos, aplicaciones y sistemas operativos del hardware real, hacia cualquier otro entorno virtual. De esta forma, es sencillo crear servidores virtuales a partir de los físicos, que podremos evaluar sin necesidad de enfrentarlo al mundo real, mientras que el sistema original sigue funcionando como siempre.
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