Vivimos en la era de la conexión constante. Nuestra vida discurre online a través de apps y redes sociales, con un centro de gestión general que muchas veces es nuestro correo electrónico. Ahí, además de los correos personales y profesionales, escritos por personas y dirigidos a nosotros específicamente, recibimos newsletters, notificaciones, y toda clase de emails que, si bien no son siempre spam, sí que son casi automáticamente ignorados.
Así son nuestras bandejas de entrada y las de las personas a las que escribimos emails: clientes potenciales, posibles inversores, mentores, etc. ¿Cómo asegurarse de que nuestro correo no se pierde entre la cantidad ingente de emails que todo el mundo recibe cada día? ¿Cómo destacar no solo para que nos lean, sino para que también nos contesten? Estas son 6 cosas que puedes hacer:
- Sé claro y directo. No hay nada más frustrante que leer un email y llegar a su fin sin tener muy claro qué quiere de nosotros el remitente. Evita darle vueltas a las cosas y sé todo lo claro y directo que puedas. Para que te puedan contestar y hacer caso es necesario que el mensaje llegue lo más claro posible.
- Sé breve. ¿De verdad hacen falta todos esos párrafos? Cuanto más largo sea el email, menos posibilidades hay de que el receptor vaya a llegar a su final. Si de verdad es necesario, intenta por lo menos dividir en varios puntos claros su contenido para que sea más fácil de digerir y dé menos miedo al abrirlo.
- Menciona a alguien común. ¿Tenéis conocidos comunes? ¿Has hablado con ellos del proyecto que quieres iniciar con el receptor del mail? No olvides mencionarlo. Es mucho más fácil que muestren interés si ven que esa persona común está implicada de alguna forma (o por lo menos os conocéis).
- Usa el humor. Muchos emails de negocios pecan de ser excesivamente serios, lo que hará que si introduces algún elemento de humor en el tuyo llames la atención. No se trata de hacer de todo el texto un chiste, pero sí de introducir algún comentario jocoso (que quede claro que es una broma) que destaque y haga que tu mail sea recordado (con más probabilidades de lograr una respuesta).
- Personaliza. ¿De qué conoces al receptor del mail? Si habéis hablado alguna vez en persona, recuerda la conversación y ponla como punto de partida de la idea que ahora compartes. Si no es así, explica simplemente por qué le escribes a esa persona en particular: fuiste a alguna conferencia suya que te gustó, leíste su libro, sigues desde hace tiempo sus negocios… Si el receptor se siente especial, será más fácil que conteste.
- Invita a una respuesta. Que tu email sea fácil de contestar, que el receptor llegue a su final sabiendo qué es lo que quieres y qué puede hacer él en ese momento. La idea es conseguir que responda en ese momento, iniciando así una conversación, por lo que debes intentar que, aunque el objetivo final requiera tiempo, el receptor sienta que puede contestar ya a algún detalle.