Hace ya unos cuantos años que vivir en una ciudad determinada (o estar dispuesto a mudarse) no es ya un requisito imprescindible para trabajar en según qué empresa: las nuevas tecnologías han hecho posible que una startup tenga a su equipo repartido por distintos lugares del globo terráqueo sin que esto sea un problema.
Que sea posible, eso sí, no significa que sea fácil o lo adecuado para cualquier tipo de startup. Gestionar a un equipo que no se encuentra en tu oficina o ni siquiera en tu ciudad puede generar nuevos retos que no aparecerían si hubieseis escogido una forma de trabajo más convencional. No obstante, puedes hacerlo funcionar si sigues unas cuantas líneas claras de trabajo. Estos son seis consejos para gestionar a un equipo remoto en tu startup:
1. Vías de comunicación establecidas. Esto es lo más importante: debes escoger cuáles serán las vías de comunicación y herramientas de trabajo que utilizaréis para cada cosa y asegurarte de que todo el mundo lo sabe y las usa. Que no te sigan llegando mails para cuestiones que ahora resuelves en Slack. Asegúrate también de que existe una jerarquía o un organigrama de trabajo claro: que todos sepan a quién deben contactar para según qué temas.
2. Plazos y expectativas claras. Esto es importante también con equipos presenciales, pero de forma remota se vuelve un punto más crítico, al no poder simplemente acercarte a la mesa de alguien para preguntarle cómo le va el trabajo. Todos los miembros del equipo deben saber qué se espera de ellos exactamente y qué plazos tienen para cada una de sus tareas.
3. Confía en tu equipo. Imprescindible: con los equipos remotos pierdes la sensación de control que da tener a tus trabajadores en la oficina, al no saber si están o no trabajando y a qué se están dedicando en cada momento. ¿La solución? A pesar de que te pueda tentar instalar algún tipo de forma de control (algún software para que midan las horas, por ejemplo), evita hacerlo si puedes y basa la relación en la confianza, la comunicación y los resultados.
4. Reuniones periódicas. Dependiendo de cómo sea el flujo de trabajo, lo ideal es poner también reuniones periódicas (semanales, mensuales, lo que prefieras) vía Skype o Hangout de todo el equipo o algunos departamentos. En ellas, además de escucharos las voces, podéis tratar temas surgidos durante la semana, tomar decisiones y reapartir tareas, entre otras cosas.
5. Sigue creando cultura. Uno de los peligros de tener un equipo remoto es que puede ser más difícil crear esa cultura de startup que hará que todos trabajéis unidos por un mismo objetivo. Puedes hacerlo a través de esas reuniones remotas y, si es posible, creando algún evento una vez al año por lo menos en el que os juntéis todos en persona.
6. Evalúa resultados. Lo de la confianza viene por aquí: ¿cómo saber si tus empleados están cumpliendo con sus obligaciones? Evaluando los resultados. Si detectas que alguien no funciona, habla con él para ver si es porque no se está esforzando o porque la carga de trabajo es demasiado alta.
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