Commodore 64, el regreso más retro del mercado
Uno de los clásicos del mundo de los ordenadores ha sido reeditado y ya puede ser encargado, escondiendo esta vez procesador Intel Atom y lector de Blu-ray tras su característico teclado grande.
Los nostálgicos están de suerte. La industria ha decidido revivir a uno de sus clásicos: el Commodore 64. La versión más moderna del ordenador alberga bajo sus entrañas un completo PC Ubuntu con procesador de doble núcleo Intel Atom de 1,8 GHz, disco duro de 1TB, 2 GB de RAM ampliables a 4, tarjeta gráfica Nvidia Ion 2 y lector de Blu-ray. Aunque el sistema operativo Linux viene por defecto, se podrá instalar Windows si el usuario así lo desea.
Pero la nostalgia se paga cara. Mientras el original Commodore de 64 kilobytes costaba 199 dólares, esta vez una combinación básica de carcasa, teclado, puerto USB y lector de tarjetas asciende a 250 dólares. Este precio subirá hasta 595 dólares para el C64x Basic, a los que se deberán sumar otros 100 si el dispositivo lleva Wi-Fi y unidad grabadora DVD. La versión más completa de todas podrá comprarse por casi 900 dólares, que dan acceso a Blu-ray, disco duro de 1 TB y 4 GB de RAM.
Además, para los amantes de lo retro, todos estos modelos permiten jugar a clásicos videojuegos de 8 bits de los años 80, como Boulderdash y Ghost & Goblins. La BBC asegura que el ordenador vendrá incluso con el inconfundible sonido “cliqueante” de su teclado.
Convertido en objeto de culto, el C64 salió a la venta en 1982 y se mantuvo en producción hasta 1993, inspirando incluso la creación del emulador C64 Direct-to-TV. Durante esa época se vendieron alrededor de 30 millones de unidades. El fundador de Commodore International y antiguo CEO, Jack Tramiel, ha admitido en alguna ocasión que con el Commodore no hicieron “mucho dinero, pero conseguimos muchos amigos. Amaban nuestro producto. Ojalá pudiésemos haber continuado con lo que estábamos haciendo”. Y ahora por fin lo hacen.
Los interesados ya pueden realizar sus encargos en la página web de la compañía, aunque se calcula que no empiecen a distribuirse hasta mayo o junio.