El proceso sonará familiar a cualquier aficionado a las películas de ciencia-ficción. El paciente se somete a un proceso que extrae de su cuerpo la sangre siendo reemplazada por una solución salina a muy baja temperatura que enfría el cuerpo, ralentizando las funciones vitales y retrasando un posible fallecimiento por pérdida de sangre al disminuir las necesidades de oxígeno. Como explica el doctor Samuel Tisherman “suspendemos la vida pero no lo llamamos suspensión animada porque suena a ciencia-ficción… lo llamamos conservación y resucitación de emergencia”. Lo que yo decía, animación suspendida.
Ya en el año 2000 se consiguió el éxito al aplicar estos procedimientos en cerdos. Estos habían sufrido heridas que ponían en riesgo su vida y tras hacer descender su temperatura corporal hasta 10 grados todos los animales del grupo de control fallecían mientras que aquellos sometidos al proceso de “conservación” conseguían sobrevivir en un 90 % de las ocasiones necesitando tan solo de una reanimación cardíaca.
La técnica del “enfriado” sólo se emplearía en casos de emergencia y situaciones en las que la tasa de supervivencia no supera el 7 %. En ese estado de “preservación” (o “animación suspendida”, como nos gusta llamarlo a los amantes de la ciencia-ficción) puede prolongarse durante horas. Quizá no lo suficiente (hoy día) como para soportar un viaje a las estrellas pero al menos sí lo suficiente como para salvar la vida.
Parte de la financiación para esta investigación proviene del Ejército de los Estados Unidos y al parecer la idea procede de la guerra de Vietnam donde los cirujanos militares observaron que la principal causa de muerte entre la tropa herida era la pérdida de sangre en los primeros 5 a 20 minutos tras producirse la herida.
Este mes comienzan estos primeros ensayos en humanos, pacientes del Hospital Presbiteriano de Pittsburgh (USA) tratando de reproducir en laboratorio las condiciones que permitieron sobrevivir a la sueca Anna Bagenhol tras quedar atrapada bajo una capa de hielo durante 80 minutos tras un accidente de ski o el japonés Mitsutaka Uchikoshi que logró sobrevivir 24 días sin agua ni comida al entrar en un estado de hibernación por hipotermia.
vINQulos
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