Cuando el vehículo de reconocimiento lunar Lunokhod-1 se quedó allá arriba y dejó de comunicarse por radio en 1971 se perdió todo tipo de contacto con él. Hasta el pasado mes de marzo en que el Lunar Reconnaisance Orbiter (Orbitador Lunar de Reconocimiento) detectó su posición. El Lunokhod disponía de un reflector en el que desde la Tierra se puede reflejar un rayo láser, que rebota enviando una señal.
El problema hasta ese momento era que no se podía enviar esa señal pues se desconocía el lugar exacto donde el vehículo estaba “aparcado“. Como dice Tom Murphy, el científico al frente del equipo de la Universidad de California en San Diego, tan pronto conocieron las coordenadas facilitadas por el Orbitador supieron donde apuntar y en cuestión de minutos consiguieron obtener un reflejo del láser enviado desde nuestro planeta.
La situación del Lunakhod, próxima al borde de la cara visible de la Luna, permite registrar oscilaciones en la orientación de nuestro satélite, lo que puede ayudar a revelar su estructura interna, así como realizar experimentos de comprobación de la Teoría General de la Relatividad, al poder comprobar el comportamiento de la Luna con respecto a los campos gravitatorios de la Tierra, el Sol y otros cuerpos celestes del Sistema Solar.
De momento el Lunokhod ha sido localizado, lo que no hay es planes para ir a rescatarlo de donde quedó aparcado. La NASA siempre anda con recortes de fondos y en 40 años el ticket del parking debe ascender a una cantidad astronómica. ─Antonio Rentero [New Scientist]
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