Si estamos trabajando en el desarrollo de un nuevo proyecto empresarial con fuerte carga tecnológica o basado en servicios online, uno de los aspectos más problemáticos suele ser el que se refiere a la infraestructura técnica que necesitaremos.
Tradicionalmente, los costes de arranque asociados en una nueva empresa de esta clase eran realmente elevados: compra de servidores y licencias de software, adecuación de una ubicación de sus instalaciones como CPD (instalación eléctrica, refrigeración, mobiliario especializado, etc.) y por supuesto, contratación de una potente conexión a Internet para dar soporte a sus servicios o, como poco, conexión directa con el proveedor donde tuvieran contratados los servidores dedicados o housing de sus propias máquinas.
El resultado en muchos casos hace que sean necesarias inversiones de cientos de miles de euros, incluso mucho antes de que entre un cliente por la puerta, y esto con la incertidumbre que en muchas ocasiones acompaña a los primeros meses de esta clase de empresas.
Por otro lado, no olvidemos la necesidad de contar con perfiles técnicos de calidad capaces de activar y mantener todo el entorno, lo que hace que estos proyectos nazcan con un importante lastre: bien en forma de inversiones improductivas sin un horizonte claro de amortización, bien en forma de soluciones técnicas de “andar por casa” que no cubren las necesidades a poco que el negocio despegue, obligando a migraciones y problemas adicionales en los momentos más delicados.
La infraestructura Cloud, una solución
Con este panorama, las infraestructuras Cloud se han convertido en una excelente solución para las startups que precisen de una fuerte base tecnológica. Podemos contratar desde un solo servidor por menos de 100 euros/mes, hasta desplegar complejas estructuras de balanceadores, y servidores destinados a toda clase de usos. Es más, podemos montar en un Cloud el servidor que actúa como centralita de toda la telefonía, el servidor de mensajería/ficheros o el servidor de aplicaciones que dé soporte a nuestros clientes. Y todo ello creciendo en máquinas y recursos a medida que nuestras necesidades lo requieren, incluso se puede pagar por horas.
A nivel de costes, la factura mensual por mantener una infraestructura Cloud no es barata, máxime si realmente tenemos un elevado número de servidores/recursos en funcionamiento. Sin embargo ahí tenemos algunos detalles que probablemente nos hagan cambiar esta percepción con facilidad. El primero de ellos se refiere al desembolso inicial: en general los entornos Cloud no tienen coste de despliegue, con lo que la inversión inicial en máquinas, infraestructura o licencias software es cero. Pagaremos a final de mes los recursos consumidos y listo. También tenemos ventajas desde el lado de los recursos técnicos necesarios, pues una única persona con los conocimientos necesarios podrá gestionar un entorno medio, crear plantillas de despliegue, automatizar copias de seguridad y crear reglas que permitan poner en marcha servidores adicionales o incrementar recursos en caso necesario. Por último, tenemos el aspecto fiscal y de tesorería, pues invertir en la compra de máquinas y licencias nos obliga a realizar un fuerte desembolso inicial que queda inmovilizado, y que no siempre podremos amortizar rápidamente a nivel contable. El Cloud, en cambio, es un alquiler de un servicio cuya factura mensual es 100% desgravable de manera inmediata.
Flexibilidad ante todo
Y por si todo esto fuera poco, las infraestructuras Cloud aportan una capa extra a cualquier empresa que inicia su andadura en forma de flexibilidad. Con la incertidumbre actual es importante estar preparados para lo que pueda venir, tanto bueno como malo. En el caso de que por cualquier razón tengamos que asumir de un día para otro una importante carga de tráfico, desplegar máquinas para dar soporte a nuevos clientes, o simplemente añadir servidores que no teníamos previsto en un principio, tendremos la solución a golpe de unos pocos clics, y en cuestión de minutos/horas. De la misma forma, si las cosas no van como esperábamos y es preciso reducir costes o infraestructura. Incluso se puede sólo desactivar el servidor y pagar un precio reducido por el alquiler de espacio, y reactivarlo cuando sea necesario.
Para terminar no podemos olvidar que para muchos, trabajar en un entorno Cloud genera inseguridades y recelos por aquello de que toda nuestra base tecnológica reside en un proveedor externo, y además sobre un entorno totalmente virtualizado. Ahora bien, no olvidemos que esto nos permite ubicar nuestra oficina donde sea preciso (basta tener conexión a Internet), y que supondrá olvidarnos de caídas de servidores por fallos hardware o ataques específicos a nuestras máquinas. La fiabilidad será mayor, y la capacidad para recuperarnos ante cualquier problema software será cuestión de minutos siempre que tengamos preparado un adecuado plan de contingencia y copias de seguridad automatizadas.
Una de las claves para lograr esta tranquilidad es recurrir a algún proveedor de primera línea, y si es nacional, para tener en cuenta las Leyes de Protección propias del país, mejor que mejor, pues disfrutaremos de soporte en nuestro idioma y en nuestra zona horaria, además de una mejor velocidad de conexión a los centros de datos. En este sentido es importante elegir empresas solventes y con infraestructuras tecnológicas propias de primer nivel, como puede ser Arsys, probablemente el proveedor nacional más potente y con más experiencia en tecnologías de infraestructuras cloud.
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