El cloud computing no es un fenómeno de una única dimensión. Se puede hablar de nubes públicas, de nubes que son privadas y también de las nubes con carácter híbrido. Esta última tipología se encuentra en estos momentos en estado de consolidación, apostando por infraestructuras hiperconvergentes que entregan flexibilidad y ahorro de costes entre sus características. Para analizar las implicaciones del cloud computing y, sobre todo, de la tendencia híbrida, NetMediaEurope ha reunido a un grupo de cuatro expertos de la industria tecnológica compuesto por Sergio Ocón, Senior Solution Architect de Red Hat; Moisés Navarro, Business Solutions Strategist de VMware; José Luis Noriega, Sales Director de BEEVA; y Raúl Pingarrón, System Engineer de Pure Storage.
Estos profesionales han participado en un encuentro online moderado por nuestra compañera Rosalía Arroyo, redactora jefe de ChannelBiz. Durante la mesa redonda “Cloud, la consolidación del modelo híbrido” hemos hablado de la situación del mercado cloud en España, de cuáles son los servicios más demandados de todos, de qué es exactamente una nube híbrida, del impacto que tienen las regulaciones sobre la privacidad, de las implicaciones del cloud computing en seguridad, de la influencia de arquitecturas abiertas como OpenStack, de los procesos de estandarización, del almacenamiento, de si en el futuro se va a producir un incremento de precios y de lo que ha pasado con el Shadow IT en términos de contratación de servicios a espaldas del departamento de tecnología responsable.
“Hace un par de años todavía no estaba del todo maduro”. Pero hoy por hoy, el mercado de servicios cloud en España “está empezando a consolidarse”, “es estable”, defiende José Luis Noriega, Sales Director de BEEVA. En su opinión las grandes empresas “se han quitado el miedo”. Y eso es lo que avala la afirmación de que 2015 ha sido “el año de la transición al cloud”. Tampoco hay que olvidar a aquellas compañías que se originan dentro del “entorno digital”, donde “el mercado está absolutamente maduro” porque “prácticamente todas ya parten con la idea del cloud en la cabeza”. ¿Y cuáles son los escenarios de entrada que se suelen repetir? Todo “lo que es HPC (High Performance Computing), lo que es Big Data y el almacenamiento puro”, revela Noriega, dado que lo que se tiene “es un dato que está parado y que te está consumiendo almacenamiento”.
Recurrir a la nube conllevaría ventajas a nivel de “costes y escalabilidad”, continúa Noriega, que se refiere a aprovechar “toda la potencia de tener un montón de máquinas” y de “solamente pagar por uso”. Por su parte, el Business Solutions Strategist de VMware, Moisés Navarro, diferencia entre lo que hace la pyme y lo que sirve para organizaciones de mayor tamaño. La primera “está mucho más cercana a las soluciones ya completas” y “a su plano de negocio. Eso que hemos llamado software como servicio, porque al final es todo incluido en un servicio que te presta un tercero en pago por suscripción”. Mientras tanto, las segundas se lanzan a por la búsqueda de “palancas de optimización y de mejor competitividad”.
¿Qué es exactamente una nube híbrida? ¿Y cómo impacta la privacidad en su desarrollo? “La nube por definición, o por naturaleza, ni es híbrida ni deja de serlo”, comenta Moisés Navarro. “La clave está en que tú tengas dos cosas por lo menos para hablar de nube híbrida”. La primera es “una capa de gestión, de gobernanza, de orquestación, que vea todo lo de dentro y lo de fuera como una única entidad lógica”. Y la segunda es la capacidad de “mover cargas de un lado a otro de manera bidireccional”. No valdría con separa entre tener “un legacy en casa; cosas nuevas fuera”. Y es que algo similar ocurre en “un outsourcing o un out-tasking” y, sin embargo, “nunca le hemos llamado a eso nube híbrida”, diferencia el representante de VMware, que apuesta por la “visión integradora de todos los recursos y capacidades, y movimiento de cargas bidireccional” como hibridez real.
Eso sí, a la hora de elegir qué va a cada lado, Navarro explica que incluso con nube híbrida “se sigue apostando por poner fuera aquellas cosas que no tienen demasiada complejidad, no tienen demasiada regulación, o bien son nuevas” y les viene mejor “nacer de manera nativa en cloud”. En esto coincide Raúl Pingarrón, System Engineer de Pure Storage, al asegurar que “hay muchos clientes que siguen manteniendo sus aplicaciones críticas para el negocio internamente, no las hacen públicas. Y lo que sí que estamos observando es que cada vez se intenta un poco adaptar este modelo híbrido, por ejemplo, para implantar soluciones de disaster recovery donde el cliente tiene su CPD principal, en sus propias facilities”. A partir de ahí, se produce el respaldo “hacia afuera o viceversa”.
El trabajo con información personal no debería resultar un problema. “Cualquier proveedor de nube pública te proporciona siempre la posibilidad de elegir en qué data center van a estar los datos que tú pongas”, tranquiliza José Luis Noriega. “Amazon, Google, Microsoft o IBM tienen CPDs en Europa”, por lo que pueden elegir esta ubicación. Además, el Viejo Continente debería acabar evolucionando hacia modelos como el estadounidense, con una nube específica para guardar datos críticos, según Sergio Ocón, Senior Solution Architect de Red Hat. No en vano, “no hay ningún dato que no puedas poner en la nube. Es una cuestión de seguridad y de confianza”. Ocón, que insiste en que incluso la “Agencia de Protección de Datos está diciendo que no hay ningún dato que no sea susceptible de meter en la cloud”, aboga por “una nueva generación de proveedores de cloud que sean capaces de ofrecer esa seguridad al mismo nivel que tiene ahora mismo el dato en tu casa” y por que las autoridades comunitarias acepten que estamos ante “un nuevo modelo de gestión de datos que no se corresponde a lo que había en el pasado”.
Sobre el papel de los estándares abiertos, Sergio Ocón expresa que “es una necesidad”. Existen dos razones. La “primera es que si yo coloco mis cargas en una nube, una de las características principales que tengo que hacer es poder coger esas cargas y moverla a otra nube. Porque no sé qué va a pasar con mi proveedor, no sé qué va a pasar con la tecnología” y “no me puedo atar a una característica determinada de un proveedor o de una tecnología”. Sólo “por eso ya necesito que haya un conjunto de estándares en las APIs, en las formas de trabajar”, razona este profesional. “Pero es que, por otro lado, la velocidad de la innovación ha cambiado completamente. Yo no puedo responder al mercado si intento ser una sola empresa, por mucho dinero que tenga, que haga absolutamente toda la innovación. La única forma de llegar ahí” es “cooperando con otras empresas, cooperando con competencia, cooperando con partners, cooperando con clientes”.
Lo contrario, para Ocón, “es una limitación que antes o después pasará factura”. Y aunque “siempre hay espacio, por supuesto, para soluciones tanto privativas [como] para open source”, parece que “el open source ha ganado”. Desde Red Hat calculan que “el 75 % de las empresas en España” está usando “open source“ y aquí entran proyectos tipo OpenStack, “capaz de responder a necesidades de clientes, como el caso de NFV en Telco, que era impensable [atender] con otro tipo de tecnologías parecidas hacer hace dos años”. VMware estima que “en los proyectos de virtualización de redes y seguridad, más de la mitad son con plataforma de orquestación de OpenStack”. Su Business Solutions Strategist, Moisés Navarro, señala que “los clientes lo que están buscando es algo bastante sensato, que es más desacoplamiento entre el nivel de aplicación y el nivel de infraestructura. Y eso es muy bueno para que le dé más agilidad” y para “ser competitivo”.
“Una de las grandes bondades del cloud”, declara Raúl Pingarrón, System Engineer de Pure Storage, “es evitar esa propiedad, esa arquitectura propietaria. Y efectivamente aquí las soluciones open source son las que realmente ayudan a esta normalización”. En términos de estandarización para código abierto, su compañero de mesa redonda Sergio Ocón puntualiza que no hay parecidos con el proceder tradicional, sino que “se trata de un estándar que surge del trabajo conjunto”. Es decir, “no se hace un estándar sobre papel que luego se ejecuta, sino que es al revés. El estándar es la ejecución”, distingue. “Lo que parece claro”, apunta en nombre de BEEVA, José Luis Noriega, “es que el open source sí ha acelerado el nacimiento de la cloud en términos de infraestructura como servicio”, “ha facilitado la expansión” sin pago de licencias “cuando tenías que escalar en máquinas para arriba, para abajo. Provisionar 20 servidores virtuales, 40… y al día siguiente que fueran 10. O hacerlo prácticamente en tiempo real”.
El mercado de almacenamiento cloud “empezó completamente comoditizado, como se suele decir” y como apunta Raúl Pingarrón. Siendo primero “el usuario de casa” quien lo usaba, para “poco a poco” irse “adoptando al mundo empresarial”. En el punto en el que nos encontramos ahora, ¿qué cabe esperar? ¿Se prevé un movimiento de precios? Este experto dice que “desde hace ya prácticamente lustros”, “el modelo económico del consumo en almacenamiento es el que está llevando a que los costes de OpEx, principalmente, sean los que se estén disparando”. Y esto es así “porque los costes de operación de la propia infraestructura, año tras año, se van complicando”. La solución pasaría por “adoptar tecnologías que permitan precisamente reducir este TCO y hacer que sus servicios sean rentables”, aporta Pingarrón.
Moisés Navarro baraja la posibilidad de “una subida de precios porque los proveedores de servicios cloud, al tener un negocio […] intensivo en CaPex”, verán cómo terminan “aflorando esos costes y repercutiéndolo al cliente”. A pesar de no tener claro si el precio “va a subir o a bajar” en el futuro, Navarro defiende la viabilidad de la nube “híbrida unificada”. Este modelo “va a permitir que cada cliente decida en cada momento dónde quiere jugar y con quién quiere jugar” en función del importe cobrado. Pero si se carece de “ese modelo, es cuando [el cliente] ya se ha quedado cautivo. Y por mucho que le suban los precios, le va a costar a lo mejor más salir que pagar un poco más mensualmente. Y acabará aceptando la subida de precios”, aventura Navarro. Aquí es donde Sergio Ocón conviene que “la realidad nunca es blanca o negra”. Para él, “dentro de cinco años no va a haber clientes cloud y clientes no cloud, sino [que] va a haber clientes híbridos”.
Por eso, “lo que hay que plantearse es qué tipo de aplicaciones tengo a día de hoy y dónde mejor las coloco”, ya sea “hacia la cloud pública”, “la cloud privada” o “virtualización más tradicional”, enumera Ocón. Una elección que vendrá influenciada por una serie de factores. “Si realmente tengo la escala suficiente, puedo tener una cloud privada dentro de mi infraestructura”. También importará si “tengo aplicaciones legacy, que necesitan infraestructuras legacy porque básicamente dependen de características que le ofrece un hardware tradicional”, plantea este miembro de Red Hat. Por su lado, José Luis Noriega descarta que un hipotético encarecimiento “vaya a ser algo generalizado” y explica que “hay muchas formas de subir precios” más allá de “subir el coste”, como bajar “el nivel de servicio” o “la capacidad de computación”.
“El modelo inicial de nube pública masivo es de bajo margen, y entonces hay una especie de polémica con que si [los proveedores] están haciendo un tema de captación de clientes para luego subir el precio”, aprecia el Sales Director de BEEVA. “Yo creo que no va a ocurrir porque por economía de escala, evidentemente, a más clientes, más facilidad tendrán de mantener esos costes”. Noriega echa la vista atrás y recuerda que “la realidad es que siempre ha habido bajadas de precios. Nunca ha habido subidas de precios, hasta justo hace un mes que uno de estos proveedores”, dice Noriega en referencia a la competencia que existe entre Microsoft, Amazon, Google e IBM, “justificándose por temas de tipo de cambio de divisa en ciertos países ha empezado a subir”.
En cloud, “el tema de la seguridad es recurrente, es continuo y es súper importante”, nos cuenta el Sales Director de BEEVA, una compañía que percibe que ya hay “intención de gobernar” lo que sucedió con Shadow IT “de manera centralizada. O sea, yo creo que se ha aceptado que eso ha ocurrido, que se han hecho por ejemplo campañas de marketing donde se han contratado determinados servicios a través de la tarjeta de crédito de un empleado para sacar adelante un proyecto con un time to market que no podía cubrirse internamente. Y entonces ya son los propios departamentos de IT los que lo han regulado” para que cumpla “una serie de protocolos internos”. A esto habrían contribuido “las iniciativas de puesto de escritorio virtual” y el “Bring Your Own Device”, según Raúl Pingarrón, de Pure Storage. “Tener una infraestructura de puestos virtualizados que”, entre otras cosas, “evite a empleados la compartición fraudulenta de datos o la contratación de servicios de terceros no regulados” está en las prácticas de “casi todas las empresas grandes”.
Shadow IT es para Moisés Navarro, Business Solutions Strategist de VMware, “una lección aprendida de cara al CIO” que en su día tuvo “una razón de ser y un valor muy importante. Permitió hacer algo por el mejor bien y beneficio del negocio. La cuestión está en que hay que controlarlo y gobernarlo, y eso es un ejercicio que están haciendo muchos clientes”. Es el toque de atención para que “muchos CIOs estén ahora renovando su modelo de atención al usuario, aparte de gobernar lo que ya han desplegado fuera”, lo que les lleva a “ser ágiles, dinámicos y atractivos”. “¿Qué es lo que hay que hacer?”, cuestiona Sergio Ocón. “Pues esa velocidad que tenemos fuera, darla dentro, cumpliendo de forma automática con, por lo menos, los requisitos mínimos”. En definitiva, “es el momento de ir hacia la cloud híbrida, segura y con todas las piezas en su lugar, para que esto funcione y entonces poderle decir al usuario: no necesitas irte a la Shadow IT, porque puedes hacerlo a través de mí con la misma velocidad”.
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