El gesto de subirse a la nube se ha convertido ya en cotidiano. Aunque todavía queda camino por recorrer y experimentar, cloud computing ha dejado de ser una extraña expresión tomada de la jerga estadounidense para consolidarse como el compañero ideal de negocios de todo el mundo. Y también de todos los sectores. En la nube hay sitio para el software, para los servicios, para la seguridad, para el almacenamiento, para la impresión, para la gestión energética, para la colaboración, para la productividad y para mucho más. La nube puede ser pública, privada o híbrida. Sus diversificaciones son múltiples y su potencial parece inagotable. Para profundizar en sus ventajas e inconvenientes, NetMediaEurope ha reunido a un grupo de destacados representantes de la industria: Juan María Aramburu, CEO de Beeva, Juan José Luque, Product Manager de Konica Minolta, María Ramírez, responsable de desarrollo de negocio corporativo de Panda Security y Jorge Jiménez, responsable de producto de Schneider Electric. Los cuatro han participado en un encuentro moderado por nuestra compañera Rosalía Arroyo, redactora jefe de ChannelBiz.
Con ellos hemos hablado durante el evento online “Cloud: el modelo de computación diseñado para transformar los negocios” de ese nexo que sus cuatro compañías tienen en común, que no es otro que la nube. Partimos de la situación actual de los servicios de cloud computing en España, para plantear qué recursos funcionan mejor en una plataforma privada y cuáles deberían someterse a la modalidad pública, qué tipo de datos se pueden entregar al cloud y cuáles corren mayores riesgos, si la nube realmente es sinónimo de ahorro, si se están cumpliendo las normativas de privacidad, cómo contratar al proveedor adecuado, cuál es el rol de las arquitecturas abiertas, qué impacto tiene la tecnología cloud en las pymes y, cómo no, cómo ha caído en el resto de la industria.
El sentir común sobre la actitud de las empresas donde, por supuesto, incluimos a los tradicionales resellers del canal de distribución ahora reconvertidos a proveedores de servicios, es que hay un antes y un después de la llegada del cloud computing. Más o menos acuciado y con un avance más o menos “lento”, como lo califica Jorge Jiménez, responsable de producto de Schneider Electric, el impacto en nuestro país es evidente. “Poco a poco el cloud está siendo demandado más por las compañías”, dice Juan José Luque, Product Manager de Konica Minolta. “Quizá todavía por las grandes corporaciones más que por las pymes”, considera, frente a la apreciación de María Ramírez, responsable de desarrollo de negocio corporativo de la española Panda Security, una empresa cuya “principal fuente de negocio, que son las pymes, están muy muy proactivas”.
“Cada vez son más las empresas que se empiezan a subir a la nube”, reitera Ramírez. Y, al mismo tiempo, “hay cada vez más diversidad de servicios en el cloud, lo cual está haciendo que el cliente tenga más dudas acerca de qué servicio le interesa más”, indica Juan María Aramburu, CEO de Beeva, que ordena las prioridades de los usuarios cloud en base a unos objetivos fundamentales, “que van a ser siempre los costes, la agilidad y el time to market y, sobre todo, la diversidad de servicio, la potencia y la capacidad”. A estos sus contertulios añaden la disponibilidad, la facilidad y la robustez a la hora de implementar soluciones.
La elección se traslada también a otros niveles, como sería optar por una nube pública, por el cloud privado o quedarse a medio camino y confiar en las propuestas híbridas. Según el representante de Schneider Electric, “no es sostenible un modelo público y sí un modelo más híbrido”, que es el que “se está implantando más” por una mera cuestión de “idiosincrasia de las compañías” y porque los departamentos de informática también “tienen que sobrevivir”. En Beeva certifican ese éxito de lo híbrido, mediante el desarrollo de “programas que sean capaces de funcionar perfectamente tanto en nube pública como en nube privada”. En su caso, con “software que hace que la demanda de negocio esté totalmente alineada con la potencia computacional de almacenamiento, de tal manera que el cliente solamente paga por el uso de la computación y es el software el que pilota el hardware”.
Lo lógico sería pensar que “en pocos años muchísimas compañías se estarán llevando mucha carga computacional a la nube, porque desde luego es el paradigma triunfador”, apunta su director ejecutivo, Juan María Aramburu. Lo que de momento están demandando a compañías como Konica Minolta, dedicada al software y al equipamiento de oficinas, “son servicios o aplicativos concretos para resolver funcionalidades específicas”. Panda Security, por su parte, estaría atendiendo cuestiones sobre la privacidad. Para tranquilizar a sus clientes, lo que hace es promover “una auditoría en su red para ver qué es información confidencial para ellos e incluso, con demostraciones, enseñarles qué es lo que viaja a la nube”, explica María Ramírez, para que “vean que lo verdaderamente importante que no quieren que salga, eso permanece en su red”.
¿Y qué pasa con la cuestión de las arquitecturas abiertas? ¿Son interpretadas como un peligro o un acelerador? Las cuatro empresas consultadas piensan que tienen un carácter positivo. “La posibilidad de que las compañías se abran fuera y a través de APIs, programas informáticos o servicios informáticos, proporcionen datos y servicios a desarrolladores y terceros”, ejemplifica en nombre de Beeva su CEO, es “una tendencia imparable” y asociada al cloud. Y es que “cada vez existe más desintermediación en el mercado […] más servicios que se posicionan frente al cliente y tapan a lo que eran las grandes compañías clásicas” que “tienen que abrir sus servicios y hacerlo a través de plataformas abiertas”, de forma elástica y topándose incluso con beneficios económicos extra.
Jorge Jiménez, de Schneider Electric, ve como consecuencia de lo open un incremento de las inversiones en I+D, de la competitividad y de la propia base de clientes potenciales. “Los grandes fabricantes, al final, creo que se están dando cuenta de que el negocio está en el servicio”, comenta, “y por lo tanto no necesitan ya tener cautivo al cliente con soluciones propias”. Juan José Luque, como Product Manager de Konica Minolta, destaca que “la estandarización y la utilización de sistemas abiertos es básico, potencia y nos permite llegar a cualquier compañía y […] desde cualquier dispositivo [… ] con la misma experiencia, con el mismo entorno y evidentemente con un único desarrollo”, por ejemplo con el uso del lenguaje HTML5. Y actúa sin perjuicio de la seguridad porque “si se hacen las cosas bien, basándote en normativas y analizando bien en detalle el concepto de abierto”, tal y como aconseja desde Panda la directiva María Ramírez, no habría “ningún problema”.
“Apreciamos entre los clientes que hay un interés cada vez mayor en subir su información a la nube”, continúa, incluyendo a la Administración Pública. “Se va delegando más, se va confiando más y eso es porque la tecnología está cada vez más robusta” y porque “todos los fabricantes estamos cumpliendo más las normativas”. Juan María Aramburu coincide con ella en que “el cliente quiere y tiene más conocimiento acerca de lo que son las plataformas en el cloud computing y cada vez sabe más que esa securización que tienen en estas plataformas es incluso superior, a veces, a la que puede conseguir en hosters tradicionales en España y en otros países”. También puntualiza que “cada sector está regulado de una manera diferente” y es necesario “definir qué partes de la información se pueden quedar en el CPD y qué partes pueden subir a la nube”.
Juan José Luque y Jorge Jiménez son de la misma opinión que sus compañeros de debate. El primero, ante la evidencia de que “cualquier cloud, tanto público como privado debe ofrecer […] un acceso protegido a la información” considera que “toda esa seguridad y acceso a la información que estamos dando es muy superior, pero con mucho, a la que el cliente puede encontrar dentro de sus propias instalaciones” y el segundo cree que todo se reduce a un tema de confianza “más que de tecnología” ya que “si uno mira las estadísticas, las pérdidas de información […] normalmente siempre se deben a las personas, no a las máquinas, a los CPD, al cloud”.
Ante el dilema de subirse a la nube, decantándose por un servicio de cloud computing o por otro, hay varias cuestiones que un cliente debería repasar primero. En Schneider Electric abogar, como es evidente, por fijarse en la “gestión energética y, sobre todo, en eficiencia y sostenibilidad” aunque de momento aún “no suele ser muy habitual”. Beeva plantea varias posibilidades. “Cuando vas a un servicio de software as a service“, dice su representante, “está claro que tienes que seleccionar por SLA, por acuerdos de nivel de servicio”, mientras que a la hora de construir software sobre la nube habría que buscar “un consultor de tecnología que sea capaz de responsabilizarse de la parte de la que la plataforma de cloud no es capaz”. Esto es, “tu propia aplicación” y ciertos aspectos como la seguridad. “Es importante buscar un proveedor que conozca perfectamente cuáles son las piezas que se tienen que utilizar, cómo se tienen que configurar adecuadamente”, dice.
A Panda le reclaman que la nube sea “robusta, flexible y, por supuesto, segura”. Y en Konica Minolta valoran la capacidad de ofrecer “un servicio 24×7”. Luque dice que “para nosotros un buen servicio en cloud es un servicio de alta disponibilidad en primer lugar. En segundo lugar, es un servicio que tenga unos niveles, unos SLA, adecuados para el cliente”. Por último estaría la cuestión de la movilidad. La nube sería, en este sentido, “la única manera de poder garantizar que, por ejemplo, un usuario con una tablet pueda imprimir en un dispositivo cualquiera, allá donde se encuentre”. De este modo, la nube aportaría soluciones de movilidad de un modo “integrado con las demandas del usuario” que usan el correo electrónico desde sus móviles, “aparte de aplicativos como WhatsApp, Dropbox, etc., que todos conocemos” y que “tradicionalmente son aplicativos cloud, es decir, los datos no están almacenados en el smartphone”.
La responsable de desarrollo de negocio corporativo de Panda, María Ramírez, asiente que “cada vez son más los dispositivos móviles, smartphones, tabletas, incluso los portátiles. La gente trabaja desde aeropuertos, desde otros países, desde cafeterías. Entonces, se da por hecho que es necesario para un fabricante de seguridad el aportar soluciones para la movilidad”. Los teletrabajadores ya no tendrían que “establecer comunicaciones seguras tipo VPNs (redes privadas virtuales) o comunicaciones cifradas punto a punto para llegar desde ese dispositivo al servidor de la central”, insiste Ramírez. La nube “ha supuesto un ahorro de costes y también una mejora en las comunicaciones”. Y a partir de ahora también debería beneficiar a “nivel de gestión, de orquestación” a “un fenómeno que va a ser mucho más importante: el Internet de las Cosas”, en opinión de Jorge Jiménez.
El cloud computing a nivel de protección “ha afectado de forma positiva”, argumenta María Ramírez, “porque sin el cloud no podríamos proporcionar seguridad a la movilidad”, dos aspectos que “están muy ligados. También a nosotros nos ha supuesto que muchísimos clientes confíen más en nosotros porque han visto que Panda es capaz de proporcionar seguridad a nivel de malware y también gestión de cualquier tipo de dispositivo para cualquier tipo de tarea” con “protección de todas las redes desde un entorno seguro”. Tanto es así que Panda habría visto dispararse en 45% su base de clientes desde que apostó por el cloud. ¿Y qué pasa con Schneider Electric? El resultado ha sido igual de “positivo”. A la hora de realizar una consultoría para “mejorar la eficiencia de las compañías, hay muy pocas que tengan un departamento específico para esto con gente preparada, entonces el cloud lo que sí que nos permite es dar a esas compañías ese nivel de especialización”, cuenta Jorge Jiménez, con soluciones que indiquen “cómo de eficientes son esas oficinas y cómo mejorar cada una de ellas”.
Por su parte, tras una década en el mercado, Beeva decidió haca casi tres años y medio dar un giro de negocio y potenciar la nube en su cartera. “Actualmente somos la compañía europea con más arquitectos certificados en cloud computing”, presume Juan María Aramburu. “Nos hemos aliado con las tres mayores compañías de cloud computing público, que son Amazon, Google y Microsoft, y también somos capaces de desplegar y de convertir en software as a service plataformas on-premise y orquestarlo todo”. Beeva, además, habría convertido a la nube en “los cimientos” de proyectos de Big Data, API Management, Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas y wearable technology.
A continuación, el vídeo íntegro del encuentro “Cloud: el modelo de computación diseñado para transformar los negocios” o “Cloud computing: el triunfo del modelo híbrido”:
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