Cada día hay más dispositivos y personas conectadas. Se cuentan ya por miles de millones alrededor del mundo. Aunque la verdadera explosión del internet de las cosas aún está por llegar y promete impactar en todos los segmentos del mercado, creando una nueva revolución industrial en base a lo que se conoce como Industria 4.0. Esta explosión de cosas conectadas también afectará al día a día de las personas, transformando los sitios en los que compramos y volviendo más inteligentes las ciudades donde vivimos. Para ahondar en las oportunidades que genera este fenómeno, que es imparable, NetMediaEurope ha decidido recabar las opiniones de varios expertos de la industria tecnológica: Pedro Xabier Alaña, responsable de nuevo negocio de Sarenet; Gorka Atienza, Account Manager en BEEVA; y Juan Manuel Bernal, director de la Vertical de Industria de Hewlett Packard Enterprise (HPE).
Estos tres profesionales han sido los protagonistas de un encuentro online moderado por nuestra compañera Rosalía Arroyo, redactora jefa de ChannelBiz.es. Durante la mesa redonda “Ciudades inteligentes e Industria 4.0”, hubo tiempo para analizar el grado de madurez del internet de las cosas (IoT) en España. Cómo se están adaptando las empresas a la nueva realidad. Cuáles son los sectores que han tomado la delantera. Y cuáles son los requisitos exactos que deben cumplir las ciudades inteligentes y la Industria 4.0. Qué pueden hacer las administraciones públicas para contribuir a su consolidación y qué tipo de estrategias se están siguiendo en otros países. Se ha hablado asimismo del reto de la seguridad. Del peso de las infraestructuras y del papel de los servicios.
¿Cómo de inteligentes son las ciudades y la industria en España? El responsable de nuevo negocio de Sarenet, Pedro Xabier Alaña, cree que el nivel de “inteligencia, entendida como una eficiencia en la gestión de servicios en base a adopciones de nuevas tecnologías”, es similar en entornos industriales y municipales, “porque tanto las grandes urbes como las grandes corporaciones industriales han dado ya bastantes pasos”. Ahora el reto consiste en trasladar dichos pasos “al resto de los segmentos” para que pequeños municipios y pymes “puedan obtener todos los beneficios de las nuevas tecnologías”.
De todos modos, Alaña considera que la empresa española está preparada para adoptar el internet de las cosas. Los negocios ya suelen tener “un puntito de inteligencia, aunque no sea la inteligencia que normalmente asociamos a Industria 4.0, a IoT”, dice. “Todos tienen un ERP, todos tienen un sistema de gestión y un software industrial, todos tienen conectividad a internet. Ya con esos elementos, aunque no hayas hecho más”, recolectando información o sensorizando, “tienes una base para seguir avanzando. Y ahí el punto clave es sobre todo mental y cultural, de quien lleva ese negocio industrial de ir a por ello”. Se podrían “comunicar departamentos” inconexos, por ejemplo.
Gorka Atienza, Account Manager de BEEVA ve el internet de las cosas a día de hoy como “incipiente”, ya que algunas partes de las tecnologías implicadas “no están suficientemente maduras”. Por otro lado, Atienza detecta que falta información sobre las iniciativas de IoT existentes, lo que dificulta “decir en qué nivel estamos”, y al mismo tiempo existen “limitaciones técnicas” en “la comoditización o la adaptación de toda la parte de sensores a los casos de uso”. El representante de BEEVA explica que a pesar de que el IoT “se inició muy pronto en España”, al final “han cogido mucha más tracción, por el apoyo institucional y por la creación de una serie de redes y marcos, otros países que han sabido conjuntar la Universidad, la iniciativa privada y la iniciativa pública con más éxito”. Léase Francia, Alemania o Estados Unidos.
Lo bueno es que, “como estamos prácticamente en una posición de partida” en estos temas, “todavía estamos a tiempo”, valora Atienza. Lo que se requiere es “una coordinación tanto entre territorios como entre distintas entidades públicas, privadas” o “académicas” que permitan crear los “polos de conocimiento y de desarrollo del IoT que necesitamos”. En este mismo sentido, Juan Manuel Bernal, director de la Vertical de Industria de HPE, reconoce que “el ejercicio de humildad hay que hacerlo”. La realidad es que el sector español “no está liderando la transformación digital”.
Bernal también conviene en que “estamos empezando” y, al final, “la industria española está tan preparada como cualquier otra”. Aquí “el potencial es descomunal y uno de los elementos que hará las ciudades verdaderamente inteligentes es la integración de diferentes sistemas que hoy ya están digitalizados pero están aislados”, como “por ejemplo contaminación, semáforos o asistencia a ciudadanos”. Este experto determina que “una ciudad será verdaderamente inteligente cuando adopte una estrategia de IoT global” con el objetivo de “hacer la vida del ciudadano más cómoda y dar mejores servicios, y además de una forma más eficiente”.
¿Qué es exactamente lo que tiene que tener una ciudad para ser inteligente? ¿Qué define al IoT? “Por definición”, señala Gorka Atienza, “tiene que haber una interconectividad, tanto de materiales como de humanos”. Además, “tiene que haber una virtualización” que facilite el control y la escala. “Por otra parte, necesitamos también inteligencia” o, dicho de otro modo, que los “sistemas se comuniquen de modo inteligente” para que sean ellos mismos los que “filtren, actúen de un modo inteligente, sincronizado, con cierta autonomía pero también con un cierto control”. Esto lleva a la “descentralización”. Otra característica sería el soporte ofrecido “por un sistema por detrás que pueda almacenar” la información y permita trabajar a “los actuadores dentro de la ciudad”.
¿Y qué tiene que tener la Industria 4.0? Este término se basa “en una serie de facetas”, que Pedro Xabier Alaña enumera empezando por las que son de carácter social, de “los trabajadores de la propia industria, sus conocimientos, sus capacidades de innovar”. El punto central de la industria está compuesto por “los procesos productivos” y ahí “hay que evolucionar en la eficiencia”, indica Alaña. Se deben tener en cuenta asimismo “aspectos de flexibilidad”, en el sentido de que una empresa tenga “capacidad para sacar un nuevo servicio, un nuevo modelo, un nuevo producto, sin un gran esfuerzo; o capacidad para hacer tiradas pequeñas de determinado producto sin una penalización económica importante”. Es decir, “que tenga capacidad de maniobra”.
Parece que la cultura industrial “está cambiando, está evolucionando hacia una apertura a la innovación que es mucho mayor que en el pasado”, opina Juan Manuel Bernal, que está viendo mucha “hambre de adopción de las nuevas tecnologías en el sector”. Bernal observa que “la forma de hacer las cosas en este tipo de compañías industriales puede ser la diferencia de que” su “transformación digital sea un éxito o un fracaso”. El componente cultural necesario podría propiciarse con cambios en “la dirección de los Consejos de Administración” a través de “una generación más joven que crea de verdad que la innovación y la digitalización de todos los procesos va a traer beneficios, que no sea tan escéptica”.
Las administraciones públicas pueden impulsar la adopción de la Industria 4.0 “en colaboración con grandes empresas” y las Universidades. Es lo que ya ocurre en otros países europeos, donde se han ido creando “polos de desarrollo”, tal y como explica Gorka Atienza. “En Francia, por ejemplo, los polos de desarrollo están funcionando bastante bien. Son áreas con una imposición más baja que fomentan que la gente se concentre” y cree “sinergias”. Mientras, en Alemania, donde ya existe “una base industrial brutal y una experiencia”, el Gobierno ha dado forma al “marco adecuado” con “estandarización” y el impulso de “sistemas abiertos y robustos”, que sería justo lo que falta en España, según el Account Manager de BEEVA, para dar “empuje”.
Sobre el papel que deberían desempeñar las entidades públicas, Pedro Xabier Alaña diferencia entre “un aspecto cultural y un aspecto legislativo ligado a la seguridad”. Por un lado, “la transformación digital en el sector industrial conlleva un cambio de mentalidad” que el Gobierno puede favorecer con “apoyo económico” y generando “sinergias y polos de trabajo conjuntos” entre los diferentes sectores. Se trata de “formar” y “divulgar” para que terminen de “calar estas nuevas ideas”, subraya el responsable de nuevo negocio de Sarenet. En segundo lugar, existe la oportunidad de “establecer un entorno de IoT fiable y seguro”. Esto es, se puede “legislar para quitar miedos”.
Juan Manuel Bernal señala que la seguridad “es uno de los elementos importantes” del internet de las cosas. “Es uno de los retos y puede ser uno de los inhibidores”, así que “tiene que cambiar la forma en la cual se gestiona”. ¿Cómo? Con “soluciones más automatizadas y que sean capaces de usar el potencial que tienen las nuevas tecnologías especialmente con temas de Machine Learning, siendo capaces de prevenir los ataques en el propio edge”, responde el director de la Vertical de Industria de HPE. “Sabiendo que siempre ocurrirán eventos” e incidencias, “tenemos que apostar por las soluciones de seguridad que nos hagan estar razonablemente tranquilos”.
Si la seguridad es uno de los elementos más importantes, ¿qué consejos básicos hay que seguir a la hora de implementar una estrategia IoT? Pedro Xabier Alaña recomienda tener en cuenta el “extremo del cliente, con una serie de dispositivos”, pero también “la nube” y “la plataforma”. Debe haber “protecciones en cada elemento” para software y para hardware, “a nivel de sistemas, a nivel de comunicaciones”, recurriendo a “proveedores fiables”. Alaña explora posibilidades como que haya “comunicaciones IP o no IP” o que se use “un entorno privado, y además encriptado”. Aparte, tiene que haber sinergias “con una analítica de macrodatos conjunta”, añade.
“La dificultad ante la que nos encontramos con el IoT”, analiza Gorka Atienza, “es que tenemos una capa de realidad”. Esto es, “no estamos en el mundo virtual, estamos llevando el mundo virtual a la realidad”. Esto significa que “no sólo nos tenemos que enfrentar a problemas de eventuales hackeos que pueda haber en cualquiera de las capas”, sino que un problema de “seguridad también es que te rompan los sensores o que los roben”. Puede actuar el hombre. Y puede actuar la meteorología, con lluvia o con granizadas, sobre los dispositivos de exteriores. El directivo de BEEVA destaca que “hay muchos más puntos de fallo posible”, por lo que habrá que prepararse “para que la disponibilidad igual no” sea “absoluta”. Así que habrá que “tener algún respaldo de algún modo”.
“Ahora mismo no tenemos soluciones estándar que puedan valer para veinte casos de uso”, continúa Atienza. Se va “viendo por caso de uso cuáles son los sensores adecuados, qué seguridad tenemos que ponerles, cuáles son las redes que tenemos que utilizar en función de la frecuencia con la que van a comunicar”, los posibles “problemas de las baterías” y demás. “En todo caso”, matiza Juan Manuel Bernal, “el sector industrial es muy bueno implementado seguridad” en sus proyectos a largo plazo. “Es un sector más conservador que otros”, interviene Pedro Xabier Alaña, “y lo que se hace es más seguro”. De ahí que Bernal se muestre confiado en que “el sector español industrial va a hacer las cosas muy seguras”. Donde no se muestra tan seguro es en que las vaya “a hacer suficientemente rápido para ser puntero e innovador” en vez de quedarse en mero seguidor de otras industrias. Y eso sería una preocupación.
El sector de la sanidad “es uno de los sectores donde las oportunidades son tremendas” en internet de las cosas. Otro sector que Bernal detecta que se está viendo impactado en la actualidad, con “inversiones millonarias”, es “retail”. Y es que “todos aquellos que están cerca del smartphone, evidentemente, han caído primero”, comenta el representante de HPE. En el caso específico de retail se debe a “todo el tema de compra, de experiencia de usuario, localización indoor del comprador”… Pero también hay incidencia del IoT en “utilities” y “oil&gas, que van un pelín más despacio”.
Sobre estos sectores, Gorka Atienza cree que “utilities ya se está poniendo bastante las pilas”, algo que se refleja en “el smart metering” o “los contadores inteligentes”, que están digitalizados, cogen “información prácticamente en tiempo real” y pueden “dar servicios al consumidor”. Para Atienza, oil&gas “lleva toda la vida haciendo IoT”, aunque antes lo hacía “con cables”. En cambio, ahora puede utilizar la nube, “generar interacciones o consolidar toda la información de las distintas plantas”. Como estos sectores se encuentran “mucho más securizados, igual empiezan con la sensorización que tienen ahora mismo” y la explotan “desde el punto de vista de data analytics”, indica el portavoz de BEEVA, que no descarta que finalmente logren avanzar en IoT cuando “esté más maduro”.
Un sector “que hizo IoT antes de que existiera la palabra y ahora está súper extendido en todos los negocios es la logística”, suma a la lista Pedro Xabier Alaña. “Y la movilidad y la cadena de suministro. Ahí llevan muchísimos años, sobre todo con temas de geolocalización”, de “gestión de flotas”, de “la cadena de frío o la entrega a proveedores”. Es un negocio en el que el internet de las cosas “ya ha impactado”. En “retail está impactando ahora” y “en industria lo mismo”. Aunque “cada uno lleva su ritmo”, el “IoT es transversal a todos los sectores”.
¿Qué peso juegan las infraestructuras en el mundo conectado? ¿Es imprescindible afrontar un cambio de infraestructura en las empresas? A futuro, HPE pronostica que habrá usos “tan intensivos en el manejo de datos que requieran que una parte de ese analytics suceda en tiempo real, por la realimentación a la cadena de valor. Y además en un entorno cercano a la fuente del dato”. Por temas de “volumen” o “de coste”, se requerirán nuevas infraestructuras. “Infraestructuras de cómputo que ya no sea el clásico servidor que está en un centro de datos refrigerado”, relata Juan Manuel Bernal, que en su lugar habla de infraestructuras “rugerizadas que puedan estar debajo del sistema de producción en un entorno ambiental más hostil”.
“En este mundo conectado”, examina Pedro Xabier Alaña, la infraestructura “es la piedra angular”. A partir de ahí “vamos a entornos distribuidos o híbridos”. Parece claro que “se va a demandar tiempo real y, para ese tiempo real, va a hacer falta computación en ambos extremos: en la parte de computación de almacenamiento y, por supuesto, en la de comunicaciones. Debe haber una alta disponibilidad y alta capacidad. Entonces”, finaliza el responsable de nuevo negocio de Sarenet, “va a ser infraestructura compartida y computación y almacenamiento distribuido”.
¿Y los servicios? ¿Cuál va a ser el peso de los servicios? “Para nosotros es clave”, cuenta Gorka Atienza en representación de BEEVA. “Hay un campo enorme para los servicios” porque “uno puede ser muy experto en la parte de sensorización”, mientras que “otros podemos ser más expertos en la parte de cloud y de manejo de datos, seguridad del dato, flexibilidad, escalabilidad, etc.”. O también “en la parte de comunicaciones, redes, los gateways y toda la seguridad que conllevan”. Hay diferentes frentes de especialización que tendrán que “estar muy pegados también al negocio”.
Se “requiere, por un lado, un conocimiento horizontal y además alineado con el negocio y, por otro lado, conocimiento específico en un montón de soluciones”, afirma Juan Manuel Bernal. Y ahora mismo faltan esos profesionales que sean especialistas. “Todo aquel que esté empezando su carrera profesional” o a punto de graduarse “tiene un futuro, si quiere dedicarse a las tecnologías, muy bueno”, anima Bernal. Mientras, los profesionales actuales “tienen que reciclar su conocimiento”. Entre los roles más de moda destacan el de Data Scientist y el de experto en seguridad.
Pedro Xabier Alaña apunta que los servicios en IoT lo “van a ser todo”, porque “ya no va a haber productos”. Otro aspecto clave es el de “la servitización” o “apalancar servicios sobre el producto. Yo creo que IoT va un poco de esto”, comenta Alaña, “es converger diferentes mundos, una especialización muy concreta en determinados verticales y todo con un enfoque hacia negocio. Y ahí lo que va a demandar el mercado no van a ser productos, van a ser servicios y conocimiento, y acompañamiento. Sin duda”. En este sentido, Gorka Atienza sostiene que “la realidad se está licuando”. Hoy por hoy “ya no compras algo, vas a usarlo. Vas a pagar por su uso”. Cada vez más, “todo es as-a-Service, porque realmente lo que estamos haciendo es haciendo líquido lo que es sólido”. Y ahí “el IoT es un habilitador”.
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