China o el modo de usar las comunicaciones en beneficio propio

Muchos consideran que las empresas dominan el mundo. Que los órganos politicos han quedado relegados a las grandes corporaciones. Sobre todo, tras la crisis económica, se han sucedido miles de reportajes y documentales en los que se prueba que el sistema económico domina el planeta, la sociedad y los diversos órganos políticos relegados a esto. Pero en un sistema autoritario, el dictador sigue dominando.

Si no, que se lo digan a Google y que se lo repitan a China. El país está sometido a las órdenes de Hu Jintao que tiene un gran control sobre la población y que es totalmente consciente de la fuerza de las nuevas tecnologías. Hasta Google, el buscador por excelencia, que forma parte del selecto grupo de las diez empresas mas valiosas del mundo, que domina Internet y que monopoliza la red, tambien ha tenido que someterse a los deseos del gobernador asiático.

Hace unos meses, la empresa declaraba que no estaba dispuesta a acatar la censura y las condiciones del régimen del país asiático. Google fue víctima de varios ataques a su infraestructura a comienzos de este año, y reiteró que no aceptaba la represión, aún siendo conscientes de que ésto podría suponer su expulsión del mercado o la no renovación de la licencia que las compañías precisan para trabajar en el país. El buscador pecó de bocazas y es que el suculento mercado chino no se puede dejar escapar.

Jintao sabe con qué juega cuando pone las reglas y sabe que bajo el control de su gobierno se encuentra la tercera parte de la población mundial. ¿Quién va a decir adiós a la posibilidad de ofrecer servicios a mas de 1.300 millones de personas? Por ahora, “sólo” 384 millones de personas, es decir, el 29% de los ciudadanos, más o menos, son usuarios de Internet. Eso se traduce a que no sólo es el mayor mercado online del mundo, si no que sus posibilidades de crecimiento son infinitas.

Google se hizo el gallito, pero falló. El gobierno chino no se anda con tonterías. Podrían prescindir de sus servicios. Además, hay que tener en cuenta que Baidu domina el mercado del país y que dicha empresa sí esta dispuesta a someterse a los requisitos del régimen. Viendo los resultados de su actitud, poco a poco la boca de Google se fue cerrando a este respecto, y la compañía fue limando asperezas con el régimen hasta conseguir que le renovara la licencia, eso sí, el Ministerio del Trabajo y Tecnologías de la Información de China tenía claro y así lo declaró a los medios, que el buscador se había comprometido a  “acatar la ley de China”.

Aunque parezca imposible controlar las acciones de más de mil millones de personas en Internet, el régimen liderado por Jintao parece haberlo conseguido. Hace un año, mientras medio mundo estaba pendiente de la celebración del vigésimo aniversario de la matanza de Tianamenn, los medios aseguraban que la mayoría de los estudiantes de la universidad de Pekín no sabían nada acerca de tal suceso. El control de la información ha hecho que casi no haya publicado nada al respecto en los medios a los que se puede acceder desde China. En aquel momento cientos de blogs  fueron cerrados o excluidos del índice de Baidu, y servicios como YouTube, Bing o Twitter fueron completamente inaccesibles desde el país asiático.

La censura no se basa en prohibir el acceso a Internet. Es mucho más sútil. Los ciudadanos o visitantes del país no se encuentran con dificultades importantes para conectarse a la Red. Pero sí que se van a encontrar con que, al buscar siertos términos, no aparezcan las mismas páginas que aparecerían si teclearan esas mismas palabras desde otro país.


El régimen chino censura constantemente páginas web, blogs o condiciona  a los buscadores con los contenidos que no deben ofertarse a sus usuarios. Cualquier página puede ser sospechosa. Por ejemplo, Twitter, al permitir a sus usuarios publiquen sus opiniones a tiempo real, no era, en absoluto del agrado del régimen, que temía que los opositores publicaran constantemente sus ideas al público de Internet. Twitter tuvo que adaptarse para poder mantenerse.

Internet puede ser un arma de lucha, una herramienta de comunicación en una situación de represión como la china.  Miles de veces hemos visto noticias de cómo Internet fue usada por opositores en regímenes como el de Venezuela o el de Cuba, para denunciar alguna situación desconocida por los ciudadanos. Pero también puede ser una herramienta de represión y el gobierno chino lo está haciendo tan sutil que los habitantes del país ni se dan cuenta a veces.

Para esta tarea, que no es fácil, el gobierno chino no está sólo. Cuenta con una ayuda externa potente: las propias compañías que operan en Internet y se someten a sus condiciones para no perder su parte de la jugosa y enorme tarta. Así, a la hora de buscar algún término comprometedor en internet, son los propios buscadores de Yahoo, Microsoft o Google, entre otros, quienes someten estas búsquedas a un filtro, ocultando las páginas compremetedoras y que no contentan al régimen.

Aunque muchas veces han intentado justificarse para lavar su imagen, que a pesar de todo, nunca se ha visto ensuciada del todo, las compañías se adaptan lo necesario para poder estar presentes en China. Google, después de varios meses de tensión con el gobierno, acepta adaptarse a sus condiciones para poder seguir trabajando en el país. Microsoft hace ya tiempo que ha dicho que no abandonará el mercado chino por ningún motivo y que para ello se deben respetar las leyes locales. Yahoo!, por su parte llegó a revelar al gobierno datos de un usuario que había usado sus servicios para enviar un mail a medios internacionales, hecho por el que además esta persona fue encarcelada. Skype, que opera en China junto con TOM admite que para estar presentes en el país, han tenido que adaptarse a las leyes del país, por lo que censura conversaciones en las que aparecen palabras comprometedoras como “Tíbet” o “Partido Comunista”. Esto sólo son unos ejemplos de una lista interminable.

Las empresas, a sabiendas que esto puede dañar su imagen, siempren adornan este hecho, afirmando que su empresa seguirá luchando por la libertad de expresión o que la presencia de la tecnología en un país ayuda a la mejora de las condiciones. Steve Ballmer llegó a afirmar, en una de las miles polémicas que “acelerar el acceso a la tecnología y servicios del siglo XXI ayuda a proveer el rango más amplio posible de ideas e información”. Este hecho es cierto, casi siempre. Pero en China, con el uso que las autoridades dan las comunicaciones, las cuáles han sabido totalmente adaptar los nuevos tiempos en su beneficio, el efecto es el contrario. La población se siente informada, siente que forma parte del mundo global de la información, lo cual no es cierto.

¿Qué es mejor, no tener acceso a la información o contar con información distorsionada? La pregunta queda en el aire.