Chilecon Valley: por qué todas las startups quieren ir a Chile
El programa Startup Chile ha colocado al país sudamericano en el centro de muchas conversaciones sobre emprendimiento. ¿Es el próximo Silicon Valley?
La creación de un ecosistema emprendedor
Uno de los problemas a los que se enfrenta cualquier país con un programa de dinamización de startups como Chile es el de qué pasará cuando ese programa desaparezca. ¿Se irán también los emprendedores o se ha logrado crear un ecosistema real de emprendimiento en el país?
Desde Start-Up Chile, Melo asegura que es algo que tienen muy presente, explicando que se dedican a “fortalecer el ecosistema local”. Así, indica que su meta “no es la preservación del programa” en sí mismo. “Para nosotros, el escenario ideal es un Chile que sea tan atractivo para la creación de startups que el incentivo gubernamental no sea necesario”, y apunta que “ya hay startups viniendo a Chile sin necesariamente afiliarse a nuestro programa”.
Para lograr crear ese ecosistema emprendedor, uno de los pilares del programa consiste en la dinamización del entorno local. Así, a cambio de todas las ventajas que ofrece Start-Up Chile a los emprendedores extranjeros, se espera que compartan toda su sabiduría y experiencia con emprendedores y startups locales, con programas de coaching y tomando parte en conferencias. Así, desde su inicio en 2010 hasta septiembre de 2012, los participantes en el programa han tenido unas 380 reuniones con emprendedores locales y participado en más de 1000 talleres y conferencias.
La visión de los emprendedores que llegan de fuera es que Start-Up Chile sí está logrando crear ese ecosistema. “El programa aún es muy joven, pero personalmente creo que están consiguiendo alcanzar su objetivo: crear un ecosistema de emprendimiento y hacer que el montar tu propia empresa sea una opción profesional para muchos chilenos”, explica Beatriz Cardona, de Kuotus.
Eso sí, todavía hay retos bastante grandes para los emprendedores que deciden quedarse en Chile tras finalizar el programa. Por un lado, la legislación chilena no hace sencillo fracasar y empezar de cero con una nueva empresa. Además, la red de inversores, algo clave para impulsar el emprendimiento, todavía es bastante pequeña.