Desde los dispositivos de los usuarios hasta los centros de datos y las redes, la tecnología que impulsa las empresas hoy en día tiene una huella de carbono significativamente alta. Además, se espera que su consumo de energía se triplique en el periodo 2010-2025. Sin duda, estamos ante un gran desafío, tan importante como urgente: la sostenibilidad.
Un compromiso de toda la sociedad que, desde Capgemini, no sólo predican con el ejemplo sino también ayudando a las empresas y administraciones públicas a ser digitales, sí pero sin olvidar la sostenibilidad en sus acciones, productos y servicios.
Laurent Perea, Managing Director de Capgemini Invent en España, nos explica cómo acometer este reto, qué deben tener en cuenta las empresas y, sobre todo, sus positivos beneficios, también económicos.
-No hace falta que recordemos que la digitalización es hoy prácticamente una “obligación” para cualquier compañía pero ¿es posible hacer convivir esa transformación digital con la sostenibilidad?
La transformación digital a día de hoy ya no es una opción sino una, podríamos decir, obligación pero es que la sostenibilidad tampoco. El Planeta no soporta más seguir el modelo de sociedad y economía que hemos tenido en los últimos 150 años y, por eso, es necesario y urgente cambiarlo.
Un reto en el que la transformación digital y la tecnología, de forma general, se presentan como grandes habilitadoras de ese cambio.
Hay desafíos en la sostenibilidad de la tecnología, es cierto pero, sobre todo, a lo que nos enfrentamos es a un reto de sostenibilidad global en el que la tecnología va a permitir transformar los productos, servicios, etc. y, en definitiva, la economía.
-Pero, por ejemplo, más infraestructuras como pueden ser las redes de comunicaciones o los centros de datos son esenciales en esa transformación digital, no dejan de incrementar su presencia pero implican también un mayor consumo energético…
Es evidente que la transformación digital requiere, cada vez más, de infraestructuras y, con ello, de más energía. No podemos “parar” o prescindir como señalabas, por ejemplo, de los centros de datos o las redes móviles…
Pero lo que sí podemos y debemos es asegurar que estas infraestructuras tecnológicas sean sostenibles, tanto apostando por el consumo de energías renovables como por conseguir una mayor eficiencia en ese consumo energético.
La buena noticia es que hay soluciones para ello; hoy ya vemos de forma clara un gran recorrido de soluciones y de mejora para los próximos años.
-Existen soluciones como usted señala pero ¿estamos, por un lado, concienciados realmente y, por otro, capacitados como país para afrontar ese desafío?
Lamentablemente, según nuestros estudios, globalmente, el grado de madurez respecto a unas TI sostenibles es todavía bajo. Nuestras encuestas muestran que poco más del 20 por ciento de las empresas de todo el mundo cuenta con un plan de “green IT”. Es decir, aún nos encontramos al inicio del camino.
Además, hay que pensar que son varios los componentes de una estrategia real de tecnología sostenible: el compromiso o concienciación, la estrategia en sí misma, el modelo de gobierno.
Por lo tanto, ahora mismo lo que hay que impulsar es esa primera fase de concienciación, lograr que las empresas comiencen a medir el impacto que tiene su infraestructura TI en el medio ambiente.
Ese es el primer paso para luego generar un conjunto de proyectos y soluciones para reducir esa huella de carbono y el impacto medioambiental.
Y, en este sentido, yo creo que son muchas las soluciones, no una única tecnología. Por ejemplo, la IA o los algoritmos verdes van a ser desarrollos tecnológicos de gran impacto, una vía de mejora muy importante en el camino hacia la sostenibilidad pero no la única.
Se está trabajando mucho, por ejemplo, el área de los data centers en tecnologías para refrigeración de los equipos pero es necesario también abordar dónde se instalan esos centros de datos, cómo mejorar su funcionamiento interno…
Pero del mismo modo que hay que revisar otros temas, más globales del sector, como es la vida útil de cualquier equipo informático, revisar la política de compras de muchas empresas…
Los próximos dos o tres años van a ser determinantes para España para desarrollar políticas de tecnología sostenible e iniciativas como país que nos otorguen una ventaja competitiva.
En realidad, la sostenibilidad en TI y fuera del ámbito de las TI no va a venir como algo añadido o como un elemento separado. Se va a incluir en todos los aspectos del ciclo de vida de las infraestructuras y de los activos digitales.
El reto es empezar con un compromiso y una voluntad real de apostar por la sostenibilidad e incorporarla a cada uno de los elementos de la cadena, no como algo añadido o como una fase final sino desde el inicio, desde el propio diseño o concepción.
– ¿Es rentable económicamente ser sostenible?
A medio plazo, sí. Y para ello, para demostrar esa rentabilidad, hay cuatro factores a tener en cuenta. El primero es el propio consumidor; hoy en día, tanto en España como a nivel global, más de la mitad de los consumidores, busca productos sostenibles, busca crear un vínculo con las marcas y empresas que tienen ese compromiso con la sostenibilidad.
De hecho, los más jóvenes están dispuestos a pagar incluso un 70 por ciento más por un producto sostenible.
El segundo argumento, lo encontramos en los accionistas. La valoración de las empresas es mucho mayor, los accionistas cada vez son más exigentes… son más atractivas para los inversores.
El tercero es la atracción de talento; los profesionales valoran la sostenibilidad y el compromiso social a la hora de elegir en qué compañías trabajar y eso hoy en día es clave para atraer y retener talento.
Y el cuarto elemento es la propia regulación. Lo vemos ya de forma clara en industrias como la de la automoción. Y, además, son normas que contemplan sanciones económicas.
Por lo tanto, si tenemos en cuenta todos estos factores, sí, hay un “business case” claro a medio plazo.
Además, cuando comenzamos un proyecto de mejora de la sostenibilidad, hay un conjunto de acciones que también reducen los costes. Por ejemplo, cuando incrementamos la eficiencia del consumo energético de un equipo o infraestructura, hay un ahorro económico evidente.
Por todos estos motivos, hay ya empresas, muchas de la propia industria tecnológica, que están mostrando ya ese compromiso.
Pero hay que acelerar este movimiento porque el desafío es demasiado importante.
-¿Cómo es la propia Capgemini de sostenible?
La verdad es que nosotros fuimos de los primeros en adquirir el compromiso de ser neutros en emisiones de carbono en 2025 y lograr emisiones netas cero para 2030.
Y estamos apostando de forma muy clara para lograrlo con acciones como el impulso de los viajes sostenibles de nuestros trabajadores con un plan de transición a una flota de vehículos 100% híbridos y eléctricos o nuestro compromiso de cambiar a la electricidad 100% renovable para nuestras operaciones en 2025.
Pero, además, estamos ayudamos a las empresas a ser sostenibles, empujando y proponiendo distintas soluciones, acompañándoles en el camino como un socio estratégico.
-En ese sentido, por ejemplo, han participado en ZITY, la propuesta de vehículos compartidos de Ferrovial. ¿Es el futuro de la movilidad?
Todo lo relacionado con el transporte y la movilidad es muy relevante de cara a intentar reducir el impacto medioambiental y a potenciar la sostenibilidad si tenemos en cuenta que el 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía provienen del transporte.
Se necesitan soluciones y el coche compartido es una de ellas. De forma general, el uso de un vehículo particular es bastante bajo y, por ello, hay un gran potencial para aprovecharlo mejor, compartiéndolo.
Creemos que el modelo de coche compartido puede aportar valor a los consumidores y, por ello, ayudamos a Ferrovial en el diseño y desarrollo del concepto de ZITY.
Es un proyecto que está todavía en un estadio inicial y el camino me temo que aún es largo… Venimos de un modelo en el que el vehículo es en propiedad y eso va a seguir existiendo, sobre todo porque hay zonas rurales, por ejemplo, en las que es necesario…
No debemos ver el modelo del coche compartido como una única vía de futuro sino que van a convivir distintos modelos, nuevas formas de transporte como bicicletas, patinetes, etc… Es un conjunto de opciones y nuevas alternativas.
-¿Está lastrando la actual situación económica desarrollos en pro de la sostenibilidad?
No. Al revés, yo veo la apuesta por la sostenibilidad como una nueva oportunidad de negocio. No ya únicamente apostar por la sostenibilidad en mis productos o actividades sino para lanzar nuevos productos y servicios.
Y ambas tendencias, transformar lo que ya hay de forma sostenible o crear nuevos mercados de la mano de la sostenibilidad, necesitan de mucha tecnología.
-¿Hay alguna tecnología que, en su opinión, puede tener un papel protagonista en ese camino hacia un mundo más sostenible?
Para mí, las dos grandes palancas de la transformación digital que las empresas y la sociedad en su conjunto están abordando son cloud e IA.
Si nos centramos en el área de la sostenibilidad, creo que hay demasiados retos por lo que no podemos hablar de una única tecnología sino de muchas.
Es necesario replantearse los sistemas de producción de energía, de producción de materias primas, de movilidad, de eficiencia de los edificios, de la vida útil de los productos…
Son, como decía, demasiados los retos pero también es un desafío apasionante, es el reto de nuestra generación.
Y en él, no puedo señalar una concreta pero sí es evidente que la tecnología es clave.
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