Hoy es el Día Mundial del Ictus, una enfermedad que solo en nuestro país afecta a 120.000 personas al año y es la causa de unas 25.000 muertes, según datos del Ministerio de Sanidad.
Afortunadamente son muchos los que superan este episodio pero no sin graves secuelas. “101 millones de personas viven con secuelas después de un ictus que ya es la tercera causa de discapacidad en el mundo”, afirma Patricia Ripoll Ros, presidenta de la Fundación VISIBLE. Es precisamente “visibilizar” esta realidad la que ha llevado a la Fundación a realizar un informe que analiza en profundidad las secuelas del ictus y cómo afectan al estilo de vida de los pacientes en nuestro país.
“El 82 por ciento de los pacientes tiene secuelas como la dificultad para andar que afecta al 48 por ciento o la parálisis en extremidades, presente en el 35 por ciento”, señala el informe.
No en vano se entiende que precisamente una de las principales conclusiones del informe de la Fundación VISIBLE es que el 86 por ciento de los pacientes afectados por un ictus se muestre dispuesto a pagar por volver a caminar de forma independiente.
Una demanda y necesidad que precisamente busca subsanar Robopedics y su sistema biónico, AWAKE. “Entre el 20 y el 25 por ciento de los supervivientes de un ictus no puede caminar sin ayuda”, afirma Iván Martínez, CEO de la compañía que surge precisamente por su propia experiencia, tras sufrir un ictus su padre.
La única opción que les queda, explica, es la silla de ruedas, algo que tiene consecuencias negativas adicionales como el dolor crónico, las úlceras de presión o la disfunción digestiva.
En el mercado, frente a esa opción, a nivel tecnológico la industria ofrece los llamados exoexqueletos, algo que no responde a las necesidades de estos pacientes realmente ya que la afección es distinta y que además tienen un precio inasequible “que oscila entre los 80.000 y los 150.000 euros; son tan caros que se venden apenas cientos de unidades al año porque ni siquiera los hospitales pueden asumir su adquisición”, explica el CEO de Robopedics.
Además, los exoesqueletos pesados y difíciles de usar. “El peso de estos dispositivos va de los 15 a los 50 kilos lo que hace que sea demasiado difícil su uso sin la ayuda de personal sanitario”, añade.
Así y para intentar acabar con la condena de verse postrados en una silla de ruedas, Robopedics ha presentado AWAKE, un dispositivo con el que los pacientes recuperan su capacidad de andar, con un peso un 60 por ciento menor y un coste que no supera los 20.000 euros.
Totalmente personalizable al paciente, según peso y afección, “el sistema se adapta al patrón de marcha de cada uno”, explica Iván Martínez que espera que el dispositivo pueda lanzarse al mercado a lo largo del próximo año.
“Muchas veces encuentras auténticas virguerías tecnológicas pero que no llegan realmente a quién tienen que llegar. Pierden la visión holística de cómo pueden realmente ayudar a las personas, teniendo en cuenta sus necesidades y adaptándose a ellas”, apunta el CEO de Robopedics.
Precisamente en esa línea, en la de adaptarse mejor aún a las necesidades de los pacientes, desde la compañía ya estudian como incorporar nuevas funcionalidades y tecnologías en un futuro a AWAKE como los sistemas de visión o algoritmos de IA que permitan detectar un obstáculo y reconocer si es un bordillo o un escalón. Un camino en el que ya han dado el primer paso demostrando cómo la innovación tecnológica es un gran aliado para mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
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