Una de cal y otra de arena para SpaceX
Consigue poner en órbita el satélite Jason-3, aunque el cohete empleado para lanzarlo explotó al aterrizar en un barco no tripulado situado en medio del mar.
SpaceX está teniendo un comienzo de año muy activo. La compañía de transporte aeroespacial fundada por Elon Musk en 2002 ha lanzado con éxito el satélite Jason-3, pero no ha conseguido que su cohete Falcon 9 aterrizara sobre una plataforma flotante.
El propósito principal de la última misión de SpaceX era poner en órbita el satélite Jason-3, de 550 kilos de peso y un coste de 180 millones, objetivo que se ha cumplido con éxito: ahora mismo el satélite está girando alrededor de la Tierra, según informa TechCrunch.
Pero la compañía aeroespacial estadounidense tenía también esperanza de recuperar por primera vez el cohete empleado para lanzar el satélite mediante su aterrizaje en un barco no tripulado situado en medio del océano. Algo que no ha terminado de salir bien.
Diez minutos después de su lanzamiento desde la base aérea de Vandenberg, la primera etapa del Falcon 9 estaba programada para aterrizar en el barco. Elon Musk explicó que aunque la velocidad de toma de contacto del cohete con la Tierra era la correcta, hubo un problema con una de las patas, lo que provocó que el cohete volcara después de aterrizar y estallara a continuación.
SpaceX ha hecho hincapié en repetidas ocasiones en que su intento de recuperación del cohete era un experimento y, como tal, un objetivo secundario. Aun así, la explosión del Falcon 9 es una noticia decepcionante para muchos de los que seguían la misión, sobre todo después de que SpaceX sí lograra recuperar con éxito un cohete en tierra el mes pasado.