Los nuevos perfiles IT que están cambiando la cultura en las empresas
La transformación digital de las empresas y la rapidez de implantación de nuevas tecnologías obliga a un cambio organizativo y cultural importante.
Perfiles emergentes como el de DevOps o el de FullStack son dos caras de la misma moneda. Aparecen continuamente en ofertas de empleo y todas las empresas parecen necesitarlos. Sin embargo, si atendemos a la definición del movimiento DevOps, ¿no es en sí mismo una contradicción otorgar un título a este tipo de perfiles? ¿Es posible encontrar, por ejemplo, un perfil FullStack Junior cuando se supone que son profesionales expertos en tantas áreas del desarrollo?
DevOps es una filosofía de trabajo que se focaliza en las interacciones de las personas y la creación de procesos que eviten la aparición de silos en el ciclo de vida de un producto software. El intento de derribar barreras y fricciones entre los actores involucrados en el proceso (desarrollo, calidad, operaciones, seguridad, etc.) se centra en que todos los roles tengan la misma misión: entregar producto de calidad de la manera más rápida.
El sesgo que en ocasiones se da a las ofertas de trabajo DevOps como automatizadores de herramientas pone el foco en los antiguos administradores de sistemas, que simplemente cambian su nombre para adaptarse a las tendencias del mercado. Otros lo plantean como desarrolladores que pueden desplegar a producción, y otras empresas como administradores de sistemas que pueden desarrollar. Nadie parece ponerse de acuerdo, se pervierte el significado original del término y se corre el riesgo de perder los beneficios del movimiento creando un nuevo silo, otro cuello de botella más en la cadena del ciclo de vida de producto.
Sin embargo, por otro lado, el lenguaje y el mercado evoluciona en función del uso que le da la gente en un contexto determinado. A veces las palabras evolucionan adoptando un segundo significado que todo el mundo entiende. Si hace cien años hubiéramos preguntado a cualquier inglés por el significado de la palabra apple te describirían una manzana. En los años sesenta lo mismo alguno se confundía con la discográfica de los Beatles, pero si lo preguntaras ahora quizá la mayoría pensaría en el iPhone antes que en la fruta.
Está claro que el mercado está utilizando los roles DevOps y FullStack. ¿Se está pervirtiendo el sentido original de la palabra, o se ha creado un segundo significado para describir a esos nuevos profesionales?
Intentemos encontrar un punto medio. Podemos pensar que, cuando se ofrece un puesto DevOps o FullStack se buscan ciertas aptitudes que ahondan en la necesidad de comunicar y ser flexible, de otorgar más valor a la cadena. Por eso, son profesionales que comparten ciertas habilidades:
- Son capaces de abrazar el cambio y adaptarse con rapidez a nuevas tecnologías.
- Tienen la empatía suficiente para entender los problemas del otro y ofrecer soluciones conjuntas.
- Intentan comprender la lógica de negocio para mejorar los procesos.
- Defienden la mejora continua, el fallo rápido y el aprendizaje día a día.
- Se compromete con su trabajo, sabe que su responsabilidad en el ciclo de vida no sólo corresponde a su eslabón de la cadena y quiere conocer más de las implicaciones de su trabajo en otros puntos del proceso.
- Saben que una de las claves del éxito de la entrega continua es la automatización, y es lo que les permite invertir el tiempo en evitar tareas repetitivas y sin valor.
La tecnología cambia tan rápido que si sólo nos basamos en eso para contratar profesionales el fracaso está asegurado.
Ayer, cuando Facebook popularizó el término, un desarrollador FullStack debía controlar MySQL, PHP, HTML/CSS y Servidores Web, algo asumible por una sola persona. Hoy, el propio concepto de FullStack nos llevaría a un profesional que debe saber de Cloud Computing, aplicaciones móviles, bases de datos relacionales y no relacionales, Big Data, microservicios, Polymer, React, AngularJS…
De la misma forma, en el mundo DevOps se buscan profesionales que dominen ciertas tecnologías de gestión de la configuración como Ansible o Puppet, integración continua con Jenkins o GOCD, infraestructura como código como Cloudformation o Terraform o scripting con Bash o Python.
Mañana las tecnologías cambiarán y el perfil será diferente, incluso con otro nombre, pero los principios de mejora continua, flexibilidad y adaptación al cambio deberían ser los que definan a estos profesionales. Integradores que son generalistas en el conocimiento de muchas tecnologías y procesos, y especialistas en algunas de ellas. Y, sobre todo, que son capaces de generar un cambio cultural.
Todo eso, claro, si el mercado y el uso del lenguaje lo permiten.
Fdo. Javier Martín-Caro Junoy, Head of Technology en BEEVA