Cómo modernizar aplicaciones sin morir en el intento
Incentro ofrece a los negocios un análisis de su entorno tecnológico y un plan personalizado de migración a la nube para adaptarse a la era digital.
Los entornos de trabajo están cambiando. Durante los dos últimos años la necesidad de transformación tecnológica ha sacudido con fuerza a empresas de todo tamaño, origen geográfico y actividad, que han entendido que deben adaptarse a la era digital para seguir siendo competitivas. Esto significa, entre otras medidas de modernización, revisar sus aplicaciones y abrazar la nube para garantizar el acceso en cualquier momento y lugar.
A través de la modernización de aplicaciones, las compañías realizan cambios tanto en su infraestructura como en las diversas aplicaciones desplegadas en ellas, para responder a un ritmo de negocio más acelerado que en épocas pasadas e imposible de seguir con las herramientas tradicionales.
El objetivo es conseguir un mayor grado de flexibilidad y escalabilidad que permita afrontar la volatilidad actual de una manera más eficiente, simplificar los procesos de innovación y acelerar la estrategia de salida al mercado. Además, los profesionales del departamento de TI podrán automatizar ciertas operaciones y fomentar una cultura de nube nativa, con contenedores y las prácticas DevOps – SRE por bandera.
Los beneficios de evolucionar tecnológicamente las aplicaciones empresariales son evidentes, pero ¿cómo debe ser esa modernización? ¿Cuál es el planteamiento más adecuado para tener éxito y no morir en el intento? ¿Qué medidas pueden implementar las organizaciones? ¿Existe una única solución que garantiza la obtención de resultados o varía el proceso de digitalización con cada negocio? ¿Por dónde empezar?
“El primer paso es hacer un análisis profundo del estado de la compañía y del entorno de las aplicaciones”, contesta Miguel Cortés, Technology Manager de Incentro, firma experta en transformación digital y cloud journey. “De esta forma, se puede fundamentar una buena estrategia y generar una matriz donde se reflejen las diferentes cargas de trabajo que podemos ir modernizando a través de la nube, su viabilidad para obtener buenos resultados y cómo y cuándo llevarlo a cabo para cada una de ellas”.
Este proceso dependerá de si una empresa es de reciente creación y, por tanto, cuenta con conocimientos técnicos y admite un enfoque greenfield más agresivo por haber nacido en la era digital, o si se trata de una compañía tradicional, con un entorno brownfield, donde lo preferible probablemente sea comenzar por aplicaciones menos complejas que nos permitan ganar conocimiento y confianza entre los equipos del cliente y obtener los primeros beneficios de una manera más sencilla y con mayor potencial a corto plazo. Esta es una cuestión que hay que valorar a la hora de elaborar un plan de abordaje.
De hecho, la respuesta no siempre pasa por una modernización completa de la compañía. La decisión final sobre qué hacer con sus aplicaciones tendrá que ver con la situación particular de cada negocio e Incentro es especialista en recomendar soluciones adaptadas al cliente, teniendo en cuenta siempre la fase en la que se encuentre el cliente y su estrategia de negocio.
“Está claro que la modernización no es una moda”, afirma Miguel Cortés, “pero antes de lanzarnos hay que saber muy bien por qué lo queremos hacer. Por eso”, enfatiza este experto en tecnología, “lo más importante es hacer un análisis previo, valorando y definiendo con cuidado qué estrategia es la mejor para cada negocio y estando seguros de que este cambio cubre una necesidad real”.
Incentro contribuye a la modernización de la infraestructura y las aplicaciones de las empresas para que estas no se queden obsoletas y sean capaces de asumir otros casos de uso y los nuevos retos que se vayan presentando con el paso del tiempo.
Rehost o lift and shift, replatform y refactoring conforman, en resumen, los tres grandes patrones estratégicos que se pueden adoptar para mejorar. El primero consiste en replicar la infraestructura local en la nube y modernizarla a continuación. El segundo hospeda las aplicaciones en la nube con alguna modificación, como su interacción con la base de datos o el aprovechamiento de recursos reservados. El tercero rediseña el software o una gran parte del código base.
Todos ellos tienen sus puntos fuertes y sus inconvenientes. Por ejemplo, el rehost es una opción rápida que elimina fases de gestión desarrollo y el coste de las pruebas, con una interrupción mínima de la actividad. Pero también es la más susceptible al fallo, ya que las ineficiencias existentes se trasladarán al nuevo entorno, y no admite cargas de trabajo distribuidas.
Justo en el otro extremo, la refactorización consume más tiempo y necesita más recursos, incluyendo personal con habilidades avanzadas, aunque proporciona un mayor beneficio, a medio – largo plazo, una vez que las aplicaciones están corriendo en la nube y permite una adaptación veloz ante los requisitos cambiantes de los clientes y una mayor resiliencia, al desacoplar componentes de la aplicación y conectar soluciones gestionadas que proporcionan alta disponibilidad. Por contra, este enfoque requiere de un equipo cualificado o acompañamiento de un socio que tenga la experiencia y habilidades necesarias.
¿Y los proyectos de replatform? Se trata de un enfoque rentable que no exige un proyecto de desarrollo enorme, que aprovecha las funcionalidades nativas de la nube y que va escalando en base a las lecciones aprendidas. Por otro lado, obliga a invertir en automatización y los componentes especializados pueden necesitar cambios drásticos que no merecen la pena a no ser que deriven en un alto valor comercial. Su alcance podría crecer hasta convertirse en un proyecto de refactoring en toda regla.
A mayores, existen otros enfoques más drásticos como el rebuild o el replace, que implicarían comenzar el desarrollo de una aplicación de cero o sustituirla por otra que esté preparada para ofrecer las mismas funcionalidades.
Sea cual sea la opción elegida, la modernización de aplicaciones es una tendencia plagada de beneficios, que ayuda a seguir innovando y mantener el impulso competitivo. La clave para salir airoso consiste en realizar un trabajo de indagación y reflexión antes de realizar el despliegue y encajar las necesidades del negocio con los recursos tecnológicos disponibles. Todo ello contando con un partner que ejerza la labor de asesor experto a lo largo de las diferentes fases de transformación.
Incentro ofrece en estos momentos, y por tiempo limitado, la opción de solicitar un análisis de entorno tecnológico gratuito. Según las necesidades de cada caso, incluye un informe personalizado sobre el TCO de la operación, un plan para la migración de extremo a extremo y un plan de optimización del entorno tecnológico, además de orientación y acompañamiento por parte de su equipo de arquitectos e ingenieros en la nube.