Pasar de startup a gran compañía significa que muchas cosas cambiarán por el camino de forma inevitable, pero hay otras muchas que nunca deberían hacerlo.
Las startups a las que le van bien suelen desaparecer como tal como señal de su éxito: o bien son compradas por una compañía más grande cuyo interés despiertan, o bien continúan creciendo hasta que es imposible seguir refiriéndose a ellas como startups. ¿Significa esto que todo debe cambiar? Al fin y al cabo, una gran compañía es algo muy distinto de una pequeña startup, pero hay detalles que habría que luchar por mantener igual.
Las startups se caracterizan por su capacidad de innovación y adaptación, por ser creativas y avanzar rápido hacia unos objetivos que tienen muy claros. Al pensar en una gran compañía en seguida imaginamos a un ente más torpe y lento (aunque tenga capacidad quizá superior para hacer dinero) y nos cuesta imaginar que pueda funcionar de otra forma. No es así, claro. Estas son las características de startup que nunca deberías perder:
- No tener miedo a los riesgos. Las startups se suelen mover rápido, como si fuesen muy conscientes de que el tiempo con el que contamos es limitado y de que debemos hacer cuanto esté en nuestra mano para aprovecharlo. Eso incluye asumir riesgos que saben que podrían acabar con la startup… pero que también la pueden llegar a lo más alto. Las grandes compañías no deberían perder nunca de vista el viejo lema de “quien no arriesga, no gana”.
- Aceptar el fracaso. Como resultado del primer punto llega este: el fracaso es, en ocasiones, inevitable. No todo lo que intentan las startups sale bien, pero intentan siempre aprender de ese fracaso, analizar qué salió mal y por qué, y verlo más como un paso adelante que como un paso atrás. En las grandes compañías se suele o bien ocultar el fracaso (en informes, etc.) o bien castigar a los responsables que, en muchas ocasiones, solo decidieron tomar un riesgo por el bien de la compañía (y estos empleados son, precisamnte, los que habría que cuidar más).
- Cuidar la sencillez. Es evidente que las grandes empresas y las startups no pueden funcionar igual, debido simplemente a una cuestión de tamaño, pero es importante evitar que conforme la compañía vaya creciendo los procesos y flujos se vayan complicando. Lo harán de forma natural, por lo que lo mejor es de vez en cuando (una vez al año, por ejemplo), pararse a ver cómo están esos procesos y cómo se pueden simplificar.
- Ser creativo. La creatividad muchas veces se pierde entre los entresijos, informes financieros y gran engranaje de las grandes empresas. Además, muchas pecan de centrarse en lo que ya se sabe que funciona sin pensar en que posiblemente en algún momento deje de funcionar. Asegúrate de que tus empleados son creativos y que saben que pueden serlo, para que no tengan miedo a compartir sus ideas.
- Fomentar una “cultura” de la empresa. Con el crecimiento muchas startups olvidan sus valores iniciales y que el equipo era una piña, y la gente se empieza a distanciar. No dejes que pase: fomenta las actividades de team-building, asegúrate de que contratas a gente que encaja y que persigue lo mismo que la empresa, interésate por conocerlos y por escucharlos, y haz que la oficina sea un lugar en el que la risa esté permitida.
- Facilitar la comunicación interdepartamental. Uno de los aspectos que más sufren cuando una startup crece es la fluidez de la comunicación: empieza a haber jerarquías que pasan de ser solo algo en un papel a dividir a la gente, aparece un protocolo que en teoría busca organizar pero que acaba haciendo que todo sea menos fluido. Asegúrate de que tus empleados pueden comunicarse entre ellos, contigo, y con otros departamentos de forma directa y efectiva.