El sistema consiste en cerdas insertadas en una pieza hecha a medida con el negativo de nuestra dentadura, a partir de un escaneado 3D o molde de la misma, y que se imprimirá en 3D para un ajuste perfecto.
Al ajustarse perfectamente a nuestros dientes, y por tanto a cada uno de sus recovecos, en lugar de tener que mover el cepillo por nuestra boca, lo único que tenemos que hacer es morder y apretar los dientes moviendo la mandíbula a los lados. Con estos sencillos gestos en Blizzident aseguran que limpiaremos nuestra dentadura en sólo 6 segundos.
Lo que no está muy claro es si podemos cambiar las cerdas cuando se gasten o si tendremos que comprar otro, algo que no resulta trivial ya que tener un Blizzident te costará 299 dólares.
Normalmente la impresión 3D es una técnica apropiada para casi cualquier idea, pero teniendo en cuenta lo complicada que puede ser la pieza y los posibles fallos que causarían molestias al usuario, además de lo poco que cuesta el alginato y el resto de productos para hacer moldes dentales, y que pueden realizarse fácilmente casi por cualquiera sin esfuerzo o muchos conocimientos, quizás en esta ocasión deberían dejar la impresión 3D de lado.
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