Blinx 2: Masters of Time and Space
Un gato. Una aspiradora gigante. Dispositivos para manipular el tiempo. Combinación rara para un juego que no pasa de ser mediocre.
Plataformas, quizá el género más explotado en consolas. Es complicado hacer títulos de este tipo que resulten realmente novedosos, y año tras año, las filas del ejército de los juegos que conforman esta legión van engordando. Blinx 2 viene a reforzar dicho ejército, solo que desde luego no lo hace para liderarlo o para entrar en las ‘fuerzas especiales’. Una historia bastante tonta y un desarrollo aburrido, unido a la falta de verdaderas novedades hacen de este juego otro más de los soldados que se pierde en una interminable fila.
El tema de nuevo va sobre gatos y cerdos. Si, cerdos. En el mundo de Blinx, las criaturas pensantes son de estas dos razas, y llevan enfrentándose los unos a los otros durante mucho tiempo. Los gatos son refinados, listos, inteligentes, y los cerdos… bueno, son cerdos y malosos.
En una de las últimas acciones malosas, los cerdos se cargan un mecanismo que mantiene en orden el contínuo espacio-temporal, y para enfrentarse a eso vienen los protagonistas del juego: unos gatos con capacidad de modificar el tiempo y que van armados con una temible aspiradora. Si, una aspiradora. La utilizan para tragar todo tipo de objetos en los escenarios y posteriormente escupir dichos objetos contra enemigos u otros objetos con los que se quiere tener interacción.
Gráficamente el juego es adecuado. Los decorados son grandes y vistosos, con todo tipo de obstáculos para hacer ‘interesante’ el desarrollo. Básicamente lo mismo que hemos podido ver en cientos de juegos. En ocasiones podremos ver efectos especiales curiosos, sobre todo cuando nos de por manipular el tiempo para poder salir de alguna situación más o menos enrevesada. Tampoco algo espectacular, no se vayan a creer. El sonido está logrado, aunque la música puede resultar irritante a base de escucharla una y otra vez.
Un punto a su favor es la creación al principio del personaje que manejamos. El detalle al que se puede llegar para configurar colores, forma del cuerpo, ropa, etc, le hace a uno creer que el resto del juego es igual de interesante y divertido, aunque luego, tras unas horas de juego, uno se da cuanta de que no es el caso.
Precisamente la jugabilidad es el aspecto que menos destaca. El juego es un ‘plataformas’ de los de toda la vida, con poco nuevo que ofrecer excepto algunas gracias como manipulaciones puntuales del tiempo (para hacer, por ejemplo, esquivadas estilo Matrix de disparos de los enemigos). En cualquier caso, la combinación general no resulta suficiente como para hacer de este juego alto realmente adictivo. Es simplemente entretenido, pero no destaca para nada.
En resumen: si se tiene ‘mono’ de juego de plataformas y te has acabado con lo mejor que hay disponible ahora mismo (y hay mucha oferta muy interesante para la Xbox), se le puede dar una oportunidad, aunque lo mejor es hacerlo sin esperar algo que realmente nos sorprenda o nos enganche de forma significativa.
Julio Canto