Bill Gates es el fundador de Microsoft. Hasta hace relativamente poco era su máximo responsable, aunque ahora ha decidido dejar la gestión de una empresa global para pasarse al bien global. Gates es también el hombre más rico del mundo.
Y ahora se convierte en un nuevo apóstol de la felicidad para los multimillonario. ¡A repartir y ser felices!, invita el fundador de la compañía de software a sus iguales del club de los milmillonarios.
“Creo que todos los multimillonarios deberían dar la mayoría de sus fortunas, aunque no digo que no dejen nada a sus hijos”, apunta Gates durante un encuentro con medios en Oslo, tal y como recoge Reuters. “Creo que lo disfrutarían, sus hijos estarían mejor y el mundo estaría mejor”.
En su particular credo, Gates apostó “fervientemente” por que los más ricos dejen su fortuna a los pobres, en una repartición de la riqueza que ayudaría, apunta, a solventar algunos de los problemas del continente y sus ciudadanos, como las necesidades de vacunación de los más pequeños en los países más pobres.
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Su cometido pasa por consolidar y ampliar el ecosistema industrial en España y Portugal.