Muchas empresas que utilizan el outsourcing para el desarrollo de software han conseguido unos ahorros importantes durante los últimos años en su presupuesto. ¿Cómo? Aunque la respuesta no es sencilla, tiene mucho que ver con el Benchmarking.
El Benchmarking es conocer cómo se está haciendo, es el punto de referencia que permite: mejorar el modelo de desarrollo, ser más productivos, obtener más con menos, evitar los desperdicios y ser más lean.
La primera duda que le surge a una compañía con grandes inversiones en desarrollo de software es: ¿estoy pagando lo justo por lo que recibo? ¿Somos mejores que el resto del mercado? ¿Somos iguales que el mercado? ¿Somos peores? Sin tener un punto de referencia esa incertidumbre no se despeja.
Para ello, el benchmarking es la única herramienta que permite conocer para mejorar en dos aspectos claves: con respecto a la empresa misma y con respecto al mercado.
Con respecto a la Empresa misma, permite que sus propios desarrollos, o los realizados a través de fábricas de software, sean cada vez mejores, ligando estos indicadores de progreso a los contratos.
Con respecto al mercado, permite que se conozca si se están aplicando las mejores prácticas, las más provechosas y productivas y, por tanto, se están obteniendo los mejores resultados, el menor coste y el mejor time-to-market.
Si se tienen dudas como ¿estoy pagando más de lo que debería? ¿Mis proyectos me cuestan lo mismo que a los demás? No resultará sencillo resolverlas si se compara únicamente por tarifa o distribución de costes. Con estas carencias, la gestión de las TI se convierte en una navegación a ciegas en la que usualmente se toman decisiones sin tener realmente consciencia sobre las consecuencias de las mismas.
¿La reducción de tarifas a proveedores de desarrollo hará que los costes se reduzcan o que se incrementen? Sí, aunque parezca mentira una reducción en las tarifas puede ir acompañada de una reducción de la productividad real derivando en el efecto contrario al esperado.
La solución tiene dos pilares fundamentales;
El primero de ellos es el que permite disponer de la información normalizada de modo que los resultados de la organización puedan ser comparados tanto interna como externamente. Conceptos como productividad, coste por unidad de producción, defectos por unidad de producción, son imposibles de obtener sin una cuantificación del software. A este respecto, la creación del estándar ISO/IEC 14143 sobre cuantificación del tamaño funcional del software ha sido un gran avance de cara a la estandarización y expansión de las métricas de tamaño funcional.
El segundo de ellos es el que dará luz sobre el posicionamiento de la empresa en el mercado. Sin este pilar, únicamente podremos realizar comparativas internas y analizar nuestra evolución con respecto a nosotros mismos entre diferentes periodos de tiempo, pero no sabremos si nuestros resultados están en la media del mercado o si nuestros procesos son realmente eficientes.
Así, la realización de un Benchmarking de desarrollo de software permite conocer cuál es la posición en el mercado de la productividad de la organización que está siendo evaluada. Contrastar una organización frente a otras empresas, permite entre otros:
Además, dentro de la propia organización, esta información permitirá, entre otros:
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