Bélgica: ejemplo para una eAdministración europea eficiente
En 2009, unos diez millones de belgas de más de doce años tendrán una tarjeta de identificación equipado con un chip. Hoy, son ya más de siete millones los ciudadanos con este sistema.
Esta tarjeta servirá en el mundo físico y en el virtual, incluyendo la información habitual del DNI belga y un dato a mayores, la dirección habitual de residencia.
En el mundo virtual, los portadores de este carné tendrán que identificarse insertándolo en un lector, con un coste de 14 euros, y autentificarse con un código PIN similar al de una tarjeta de crédito.
El método de autentificación se utiliza en los servicios públicos en línea, la llamada eAdministración, aunque también se espera ampliarlo a las webs de comercio. eBay y un banco virtual ya han adoptado esta solución.
Aún así, por el momento es la eAdministración quien se beneficia de los recursos de esta tarjeta. Para garantizar la seguridad y la realidad de los datos, los diferentes ministerios están interconectados y una aplicación genera un tráfico de datos interministerial.
Los funcionarios, además, no están autorizados a acceder a toda la información de los ciudadanos, en un intento de regular el respeto de la vida privada.
Por ello, Bélgica ha creado un comité que vigila cómo se utiliza este sistema, que además es transparente para el ciudadano. Así, cualquier belga puede averiguar todas las investigaciones que la administración ha hecho sobre y con sus datos personales.
Además del comercio, la eAdministración y servicios ciudadanos como el acceso a las bibliotecas, el uso de este eDNI permite una identificación profesional. La tarjeta garantiza la legitimidad de quién con ella se identifica y los derechos asociados a su profesión.
A partir de una información de Silicon News Francia