No se si me da más grima que este avión a control remoto abra las alas como un murciélago para aterrizar, o que camine como una cucaracha para esconderse en sitios recónditos desde donde espiar. El caso es que este pequeño avión, diseñado por el ejército norteamericano para misiones de reconocimiento, puede ser aún más terrorífico como se les ocurra instalarle las patas del Bigdog. — Juan A. Vicente. [Flight]