En una conferencia celebrada en San Francisco esta semana sobre seguridad aérea relacionada con el uso de drones Jim Williams, director de la oficina encargada de supervisar el tráfico aéreo no tripulado en la Administración Federal de Aviación hizo público el incidente que tuvo lugar el pasado 22 de marzo en las proximidades de un aeropuerto de Florida.
Un avión de la compañía American Airlines informó de la presencia de un drone peligrosamente cerca de su trayectoria. De hecho el piloto comunicó que estaba casi seguro de que había impactado contra el fuselaje del avión, aunque finalmente se comprobó que no llegó a producirse la colisión.
El problema, según expuso Williams, no es el choque en sí contra el avión, dado que los drones de pequeño con una cámara a bordo empleados para fotografía aérea o grabación de vídeo desde esas alturas saldrían peor parados. El auténtico peligro está en que el drone sea engullido por la turbina del avión, lo que sí podría ocasionar un grave daño, incluso producir el fallo del motor con el potencial peligro para la aeronave y su pasaje.
En alguna ocasión ha sucedido con pájaros de gran tamaño, aunque en el caso de los drones el peligro aumentaría por la presencia de piezas bastante más duras que los huesos y la carne de un ave. La normativa obliga a que una nave tripulada mantenga una distancia de separación de al menos 300 metros en vertical y varios kilómetros en horizontal.
El incidente parece ser el primero de que se tiene noticia en Estados Unidos de riesgo de colisión entre un avión y un drone, aunque sí hay ya unos cuantos informes de avistamientos de drones desde aeronaves en vuelo. En marzo de 2013 un avión de Alitalia en aproximación al aeropuerto JFK de Nueva York detectó un drone a unos 60 metros de distancia, incidente que está aún siendo investigado por el FBI.
En el caso del incidente en Florida, el piloto informó de que el drone tenía aspecto de avión, no de helicóptero de múltiples hélices, y que estaba pintado de camuflaje, con lo que no coincidiría con un drone militar puesto que estos no incluyen ese tipo de pintura.
Gretchen West, desde la Asociación de Vehículos No Tripulados, afirma que la mayoría de los pilotos de drones los manejan con responsabilidad y cumpliendo normas básicas de seguridad, pero recuerda que hay lagunas legales por parte de la administración aeronáutica estadounidense con respecto al uso recreacional de drones, lo que puede llevar a sucesos de esta naturaleza.
La FAA ha autorizado a más de 500 entidades públicas como departamentos de policía a usar drones (siempre volando a alturas inferiores a 120 metros) pero sólo hay dos drones que oficialmente cuentan con autorización para volar con fines comerciales, y ambos en las costas de Alaska. Mientras, un gran número de empresas e individuos continúan manejando estos aparatos con fines comerciales y, en la práctica, al margen de la ley.
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