El primer ministro de Australia, Kevin Rudd, había prometido en la campaña electoral de 2007 que construiría una red de alta velocidad que estuviera disponible en todos los hogares y empresas del país. Para satisfacción del pueblo australiano, el político ha comenzado a cumplir con su promesa.
Rudd anunció el inicio de los trabajos para instalar la infraestructura necesaria y llevar fibra óptica al 90% del territorio de la nación. El coste del proyecto, estimado en 43.000 millones de dólares australianos (unos 23.000 millones de euros), será solventado entre el Estado y el sector privado, de acuerdo a lo informado por Financial Times.
La futura red, cuya construcción sería concluida en ocho años, permitiría alcanzar velocidades de hasta 100 Megabits por segundo. En cuanto al 10% del territorio australiano que se quedará sin acceso a la red de fibra óptica, el Gobierno ha asegurado que implementará una tecnología inalámbrica para ofrecer velocidades de hasta 12Mbps.
El anuncio de Rudd ha sorprendido a la opinión pública, pese a que se trataba de una promesa ya realizada en el marco de la campaña electoral. Reuters destaca que la infraestructura será la más importante de Australia y permitirá una velocidad hasta 100 veces mayor que la ofrecida por la red actual.
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