Las conversaciones entre neurocientíficos y futuristas se centra sobre la visión de un mundo en el que mejorar nuestras capacidades cognitivas de forma artificial estará a la orden del día.
Uno de los desarrollos sería la llamada “píldora inteligente”, un suplemento que podría impulsar nuestro coeficiente intelectual y conseguir aumentar nuestra concentración, nuestra capacidad de atención y memoria.
Guoping Feng, un neurocientífico del MIT, ha explicado que cuando entendamos los mecanismos neuronales lo suficientemente bien se podrían desarrollar píldoras personalizadas que reforzaran los puntos fuertes del cerebro y minimizaran sus debilidades.
Otra opción sería la instalación de electrodos en el interior del cerebro para estimular áreas que quedan dañadas con enfermedades como el Parkinson o casos graves de depresión, tal y como recoge The Atlantic.
La inserción de un dispositivo de electrodos podría regular los impulsos eléctricos y los niveles de químicos, mejorando la capacidad de procesar y almacenar información y evitando la pérdida de memoria y síntomas parecidos a la demencia.
En definitiva, nos haríamos más inteligentes a través de una estimulación cerebral adicional, pero ¿podrían nuestros cerebros funcionar con una capacidad aumentada artificialmente?
El debate ético sobre las consecuencias que traería todo esto está sobre la mesa.
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