Fueron momentos tormentosos y críticos cuando las ‘telecos’ dieron un plante a la Ametic y salieron de la organización que hasta entonces aglutinaba el (muy múltiple y muy diverso) sector tecnológico y electrónico. “Hemos vivido una intensa transformación de lo territorial a lo tecnológico en todos los ámbitos. Y en contra de otras épocas, hay una colaboración excelente en vez de la competencia para el desarrollo de proyectos tractores”, comenta María Teresa Gómez Condado, directora general de Ametic (Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales). “Pero también hay que reconocer que hemos perdido el tren en muchas cosas, en especial en el tema del I+D+i que ha repercutido negativamente en el sector en cuestión de innovación y competitividad. A ello cabe añadir un déficit en talento digital, pues tenemos 100.000 puestos que no se cubren”. Sin embargo la llegada hace casi dos años de Pedro Mier y un nuevo equipo ha podido demostrar con hechos y documentos de posicionamiento que aún hay camino por recorrer. De entrada, en el último año se han dado de alta más de 60 empresas nuevas (un incremento del 20%).
Y la última en llegar la filial española de Atos, todo un gigante que a nivel mundial mueve 13.000 millones de euros en una gran variedad de escenarios a la vanguardia en las soluciones de última generación: Analítica Big Data e Internet de las Cosas (Codex), logística (Sislog), ingeniería de producto (Inpro) y escritorio virtual y comunicaciones unificadas (Unify), sus acuerdos estratégicos con SAP (HANA) y Google (Cloud Platform), su coalición con Siemens en la plataforma de interconectividad, colaboración y procesos de calidad (Mindsphere), los pagos seguros (Worldline) y la ciberseguridad (blockchain), y un paso más por delante en temas de computación cuántica y deep learning. Pero si en algo se quiere destacar la compañía es en su relevante papel en la Industria 4.0 con su red de competencias Smart & Connected Manufactured.
Para ello pone en juego todo un plantel de capacidades y mejores prácticas con el objetivo de acelerar la transformación digital en el ámbito de la industria así como su equipo humano desplegado por Madrid, Cataluña, Euskadi, Valencia y Galicia. Y en esta estrategia de llegar al mercado, en cuanto supieron del Plan Digital 20.25 –el proyecto tractor que la CEOE tiene diseñado para abordar el incremento del valor añadido industrial, el empleo cualificado y la oferta local en soluciones digitales– sintieron que debía estar ahí.
“El objetivo de Atos es que la Red S&Co Manufacturing actúe como facilitador en el desarrollo del Plan Digital 20.25 impulsado por la CEOE, ya que tenemos presencia destacada en todas las áreas de actividad contempladas, y permita avanzar aún más en el camino de la transformación digital de nuestra economía, aumentando la competitividad de las empresas españolas”, comenta Iván Lozano, CEO de Atos Iberia. “Nuestra red de competencias para la industria conectada 4.0 aporta soluciones de vanguardia en análisis de datos, inteligencia artificial, servicios avanzados de IoT, ciberseguridad y cualquier otro ámbito de la transformación digital para que la industria española no pierda el tren, y siguiendo el Plan Digital 20.25 de la CEOE se tiene al menos el billete de ida”.
Según datos que maneja el Plan Digital 20.25, en los próximos 20 años el Internet industrial aportará la economía mundial 15 nuevos billones de dólares, el PIB estadounidense actual. Circunscrito a España, la industria conectada traerá un incremento de 3,6 puntos al PIB nacional en 2021. “Las empresas que han migrado ya al nuevo modelo han aumentado su productividad en un 10% y crean el doble de empleo”, dice Javier Calderón, director de Empresas y Organizaciones de CEOE. “Este plan de captación y fidelización tiene un triple enfoque dirigido a administraciones públicas, empresas y la sociedad en su conjunto; creemos en la colaboración público-privada, y nuestra labor es intentar concienciar, involucrar y digitalizar a todos los actores económicos, sociales y políticos. Dispone de 285 medidas y 25 estrategias, entre las que destacaría en estos momentos cinco macroproyectos: economía digital y pago seguro, turismo, movilidad integrada (urbana e interurbana), sanidad e industria de alimentación y bebidas”.
Sin duda, las labores de lobby de la CEOE se complementan con la especificidad de la Ametic. “Cuando sopesábamos los argumentos a favor de nuestra incorporación, siempre acabábamos con la misma conclusión: hay que aceptar la transformación digital como una realidad necesaria, pero no solo a nivel particular de una empresa concreta, sino con una visión de vista de pájaro”, explica Christian Pomar, responsable de MRT Market de Atos Iberia. “Todos los procesos se basan en el manejo de la información dentro de una cadena de valor, pero ¿qué valor podemos extraer de los datos no ya como empresa, sino como país? Por eso nuestra ambición no es solo la empresa una a una, porque unas están en el 2.5 y otras van por el 4.3, sino todo el sector empresarial. Los entornos se diluyen y el que vendía seguros de coches hace unos años ahora puede vender una plataforma de compartir viaje. Hay que estar muy atento y preparado. Es lo que tiene la industria conectada”.
Efectivamente, para el CEO de Atos Iberia, la economía es sobre todo colaboración. “Seguramente lo que llamamos transformación digital ya existía antes de ponerle el nombre y surge por la confluencia de una red de comunicaciones maduras (banda ancha, movilidad) y una mayor capacidad de procesamiento y almacenamiento de los datos. La diferencia con la etapa actual es que entonces se usaron para la optimización del modelo productivo y la experiencia del cliente, y ahora se busca el mayor valor que se pueda extraer al tratamiento de datos del cliente y la automatización de procesos gracias a la madurez alcanzada por la inteligencia artificial y el machine learning”. Y añade Lozano: “La lógica de cualquier negocio establece que debe haber una entrega de valor al cliente y en el camino hallar el margen de beneficio. Pero para ello hay que tener dos cosas muy claras: identificar al cliente y saber qué ofrecer y cómo llegar y cuándo vender”.
Un ejemplo: Daimler vende vehículos de todo tipo, en especial industriales y de alta gama. En 2007 surgió la pregunta: “¿No existirá un cliente que no desee adquirir un coche, aunque siga teniendo necesidades de movilidad?” En 2010 llegaba Car2Go, el coche compartido que ha triunfado en ciudades como Madrid, y que en este tiempo ha logrado 3 millones de usuarios, desde EEUU a China. Se tardó cuatro años en llegar al primer millón, tres al segundo, y uno al tercero; para 2020 se espera alcanzar los 6 millones de usuarios. Daimler ya no vende solo “cosas”, ahora vende un servicio. Un cuadro no necesita el taladro, necesita un agujero en la pared”.
Y prosigue Lozano: “Pero Daimler todavía da un paso más, y es capaz de juntarse con su competidor BMW para crear una joint venture en torno a los servicios de movilidad sostenible. Son competidores cuando venden `taladros’ caros, y socios cuando venden ‘agujeros’ baratos. Esto es un ejemplo de la transformación que se nos está viniendo encima. O somos capaces de subirnos a este tren, o lo cogerán otros. Por eso no hemos entrado en Ametic y en la CEOE solo por figurar, estamos porque queremos participar de manera proactiva en esta transformación; eso hay que anotarlo en nuestro debe”. En su haber, supongo su larga política de adquisiciones (Origin, Sema, KPMG, BlueKiwi, Bull, Xerox ITO, Syntel…) en los últimos 20 años para estar a la altura del liderazgo digital global.
Para reforzar estos argumentos, José Esteban Lauzán, jefe de Innovación de Atos Iberia y miembro de su think tank europeo, pasó a dar una panorámica del momento tecnológico que viven las empresas en la actualidad y el futuro inmediato que se les plantea. “Tenemos tres megatendencias que nos envuelven: El mundo entero es el ordenador; cada vez más el IoT y el Cloud están diluyendo las fronteras llevando la computación al extremo. La inteligencia artificial controla las máquinas, mientras que las experiencias son más inmersivas gracias a la Realidad Virtual y Realidad Aumentada. Y la comoditación de la computación o la impresión 3D, que se han vuelto una utility como los servicios de luz o agua”.
Esto plantea según el experto, junto la adopción de nuevas tecnologías, al menos una docena de retos y oportunidades a las empresas, entre las que cabe destacar la desaparición de los terceros de confianza (debido a la automatización de procesos a base de blockchain), la posición del cliente en el centro de todo (por lo que cambia la forma de entregar los productos y servicios), se diluyen y se redefinen las fronteras sectoriales (y el antiguo competidor es un aliado frente a los nuevos incumbentes).
En este ecosistema de empresas, compartir datos para generar nuevo valor es la clave. “Esto solo es posible adoptando tecnologías digitales basadas en la nube híbrida (hay que aprender a manejar entornos de cloud pública y privada) y despegando plataformas de intercambio de datos (que permita la interoperatividad de procesos más ágiles y automatización de tareas). Esto desemboca en una fabricación digital aditiva, potenciada por el uso de algoritmos (inteligencia artificial y analítica) o impresión 3D (que deslocaliza la fabricación y elimina la logística al entregar el producto en el lugar de consumo)”, cuenta Lauzán.
Hay temas todavía no resueltos, como la aplicación del blockchain (y otras tecnologías de registro distribuido) en entornos industriales porque los tiempos necesarios de resolución no son aún tan rápidos como lo deseable, ni tampoco escalan muy bien cuando se van añadiendo muchos objetos en paralelo. Pero otros están muy avanzados, como la seguridad prescriptiva (prevenir antes de que ocurra) que permite la automatización y la aceleración en la transferencia de datos, o la simulación de escenarios (RV) y la asistencia en remoto (RA). “Son ejemplos que ya podemos encontrar en funcionamiento en empresas avanzadas de nuestro entorno, pero en España vamos con un cierto retraso”, avisa Lauzán. “A futuro, tenemos a la vista la computación cuántica, aunque seguramente no tengamos un ordenador cuántico antes de quince años, pero ya trabajamos en simulaciones de algoritmos y procesos que serán millones de veces más rápidos. Sin embargo, esto mismo nos trae una preocupación, pues uno de los primeros proyectos tratará precisamente de descifrar todas las claves y códigos de seguridad que hay en el mundo, por lo que es vital adelantarnos a los hackers”.
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