Ayer mismo te poníamos al corriente aquí en The Inquirer de algunas de las reacciones y consecuencias de la llegada al mercado de Surface Book, no especialmente bien recibida entre algunos fabricantes de portátiles con los que Microsoft mantiene acuerdos de colaboración y a quienes hace poca gracia un competidor como este.
Microsoft no habría mantenido adecuadamente informados a sus colaboradores, diversas y conocidas marcas fabricantes de ordenadores portátiles con los que Surface Book compite de manera directa. Y ahora se tiene la sensación desde estas marcas de que en cierto modo han sido traicionadas.
Marcas que suelen equipar Windows como sistema operativo en sus dispositivos y que hasta ahora habían trabajado de manera estrecha, buscando plantar cara al “enemigo” común, Apple, ahora perciben que tenían otro “enemigo” en casa.
Las primeras sospechas surgieron cuando se comenzó a detectar que Microsoft ponía distancia con el tipo de dispositivo que es Surface Pro, un híbrido tablet/portátil, para centrarse en desarrollar un portátil. El movimiento situaba a la propia Microsoft en el puesto que marcas como ASUS, Dell, HP, Lenovo y Samsung ocupan (ocupaban).
La situación es incómoda para estas marcas que además se muestran más que cautas con respecto a Microsoft, a quien califican como “león dormido” a quien nadie tiene ganas ni de despertar ni tampoco de enfrentarse a su poderío… ni siquiera cuando se inmiscuye en los negocios tradicionales de dichas marcas.
De hecho incluso en público se ha recibido por parte de algunas (HP, Lenovo…) con cierto ánimo la aparición de Surface Book, casi dando la bienvenida a lo que en realidad es algo más que un simple competidor. Y el problema es que en medio de tan grave crisis de ventas de PC como es el momento que atravesamos (y que según los analistas durará al menos hasta 2017, cuando repuntará levemente para volver a caer) los fabricantes citados no tienen más recurso que vender sus ordenadores mientras que Microsoft sí tiene otras áreas de negocio, con lo que al adentrarse en un mercado en caída libre por fuerza obtendrá su cuota, por pequeña que sea, a costa de la competencia.
Lo peor es que no queda otra opción que pasar por el aro dado que no existe alternativa en el mercado para que los fabricantes puedan instalar un sistema operativo que tenga la aceptación masiva de Windows. Y Microsoft lo sabe, evidentemente. Aunque tampoco desconoce que debe mantener un equilibrio con los fabricantes de ordenadores sin los que tampoco su sistema operativo y el resto de sus productos de software y servicios podrían llegar al gran público.
Como consuelo (para los fabricantes) quedaría el dato que dado el precio de Surface Book ($1.400) se trata realmente de un producto de nicho y de un nicho muy reducido, apenas el 1 % del mercado de los portátiles se encuadra en ese margen de precios con lo que se confirmaría esa confrontación que le ubica en frente del MacBook de Apple, líder indiscutible en ese segmento premium. Si hay alguien que puede dedicar sus esfuerzos a competir en tan exclusivo sector ese es Microsoft, por lo que podría no ser tan dramático para el resto de marcas, algunas de las cuales no tienen realmente una gran presencia entre los equipos portátiles con precios en torno a los $1.500.
vINQulo
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