Así trabajan en… Vente-Privée
Especial desde París
Hay un lugar en el que ingenieros, creativos y especialistas en moda conviven en perfecta armonía. Ese lugar está a las afueras de París, la capital del glamour, y tiene, como en una de las canciones más conocidas de Edith Piaf, el rosa como color omnipresente.
Vente-Privée ha instalado sus cuarteles generales en Saint-Denis, una localidad en la periferia norte parisina en la que otras multinacionales tiene su sede. Cruzando la calle, Vente-Privée podría encontrarse, por ejemplo, con Orange.
La compañía ocupa las que antes eran las imprentas del diario Le Monde. Nada queda de su pasado periodístico, aunque en la creación de las actuales oficinas se ha respetado la arquitectura del anterior edificio industrial. La entrada, por ejemplo, permite rememorar las rotativas en pleno funcionamiento gracias a la disposición de los pisos.
El crecimiento de plantilla ha sido afrontado con la construcción de dos edificios suplementarios al principal. En Vente-Privée trabajan 1.322 empleados, presentes en siete países diferentes aunque con una elevada concentración en la central. Ahí es donde la firma realiza todo el montaje de las campañas, de ahí la diversidad profesional de su plantilla. 67 españoles trabajan en Vente-Privée, 40 en la sede parisina.
Salvo las zonas de reunión, con diferentes salas de diversos tamaños, los amplios espacios abiertos priman.
Los responsables de venta, con una elevada presencia femenina, ocupan un amplio espacio en el edificio principal, en el que se suceden cajas y percheros con muestras de los productos que posteriormente protagonizarán cada una de las ventas de la compañía. Vecinos suyos son el departamento informático, asentado en mesas muy coloristas. Unas 200 personas componen la plantilla de soporte y sistemas de la compañía, con una considerable cantidad de personal especializado en seguridad.
La disposición de departamentos está pensada de una forma eficiente. Como explicaba una de las trabajadoras durante la visita a sus oficinas, están sentados según áreas para que trabajar unos con otros sea más sencillo. Además, como demuestra la observación, la situación en la geografía del edificio está muy relacionada con las necesidades de espacio: ventas, que precisa lugar para disponer sus muestrarios, ocupa una zona más amplia que por ejemplo el departamento jurídico o el de marketing, enviados a los edificios más usuales de las nuevas oficinas. Estos departamentos pueden disfrutar, sin embargo, de unas interesantes vistas: recortándose en el horizonte se posicionan el Sacre-Coeur y la torre Eiffel.
Los empleados de Vente-Privée disfrutan de una cierta flexibilidad horaria y de otros beneficios por ser parte de la compañía. Las máquinas de café, omnipresentes en todo el edificio y que permiten barra libre de Nespresso, o el contar con un refresco gratis al día, son la anécdota.
Entre otras cosas, los trabajadores de la firma pueden acceder a cursos de formación internos, el más curioso el de defensa personal. Igualmente, la sede cuenta con gimnasio propio. Vente-Privée incentiva también el talento de la casa, con promociones internas.
Arte y diseño
Las oficinas son igualmente un espacio singular, más allá de su arquitectura o de su contenido. Ser una empresa especialista en comercio electrónico y moda da muchos puntos para un espacio ligeramente más glamouroso que el de otras firmas del sector de las nuevas tecnologías, aunque Vente-Privée ha decidido cuidar el detalle.
El rosa corporativo está muy presente y no sólo en muebles u otros elementos de decoración. A lo largo de las oficinas de la firma no es difícil encontrarse con orquídeas del color de la casa, por ejemplo.
En la sede prima ‘lo bonito’, como demuestra la espectacular cocina del complejo. Con unos techos altísimos y en un blanco inmaculado, la cocina de los trabajadores de Vente-Privée incorpora un sorprendente árbol.
En las paredes de los pasillos y oficinas pueden verse algunas de las obras de la colección particular de arte del CEO de la firma, Jacques-Antoine Grandjon, lo que ayuda a dar un aire todavía más especial al complejo.