El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko es el primero en el que el hombre logra enviar una sonda que se posa sobre su superficie, enviando desde allí imágenes tan espectaculares como las que te ofrecemos. Sucedió el 12 de noviembre del pasado año, como ya te contamos en su momento aquí en The Inquirer.
Dos fallos en el último momento, uno de ellos relacionado con el sistema de retropropulsores y otro con los arpones que debían anclar la sonda a la superficie, ocasionaron que la posición de la sonda Philae no fuese la mejor de las posibles de forma que tras varios rebotes por la aridez del cuerpo celeste el ingenio quedó ubicado a centenares de metros de donde se había planeado y en una posición que limitaba su operatividad.
El mayor obstáculo era su escaso acceso a la iluminación solar que pudiera alimentar sus paneles a fin de obtener la suficiente energía, a pesar de lo cual ha sido capaz de obtener datos e imágenes y enviarlos a casa.
Una de estas imágenes fue tomada a tan solo 9 metros sobre la superficie del cometa 67P mientras Philae se precipitaba sobre su superficie. La fotografía muestra un terreno con distintos tipos de rocas y sedimentos no consolidados, algo que difiere de otros cuerpos, como la Luna, que al gozar de mayor estabilidad presentan una superficie donde se alcanza una mayor compactación mineral.
Los primeros análisis ya extraen conclusiones sobre las condiciones en la superficie del cometa por la naturaleza, posición y forma de lo que para la mirada del profano no deja de ser un montón de piedras y arena, pero examinando las formaciones rocosas, sus perfiles, tamaños, posiciones… puede aventurarse la procedencia de los mismos por impactos de otros cuerpos o su fractura debido a procesos químicos en el interior y la superficie del propio cometa.
Philae fue capaz también de enviar imágenes de un área concreta obtenidas antes y después de impactar contra la misma, lo que ha sido de gran valor para determinar la respuesta del terreno al impacto y por tanto la estructura y composición del mismo, permitiendo afirmar que la capa de sedimentos superficiales tiene unos 20 centímetros de profundidad.
Así se ha podido calcular que al impactar Philae (que pesa 100 kilos) contra la superficie de 67P se habría eyectado un total de 180 kilos de material, lo que indicaría que se trata de un suelo casi esponjoso, como formado de la acumulación de un polvo tenue, suave, como el talco, debido a la falta de compresión propia de un cuerpo con una gravedad mínima.
Curiosamente el lugar donde finalmente quedó reposando Philae si está compuesto por material rocoso de mayor rudeza y densidad
vINQulo
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