Así es Apple con Tim Cook, cinco años después
Esta semana se cumplieron cinco años desde que Tim Cook tomó los mandos de Apple como CEO. Su mandato ha tenido sombras, pero sobre todo luces.
El 24 de agosto de 2011 los cambios que ya se intuían en Apple debidos a la salud de Steve Jobs se hicieron más reales que nunca. El cofundador de Cupertino, que llevaba unos meses de baja, dimitía de forma oficial y le dejaba el puesto al que había sido CEO interino durante ese tiempo. El hasta entonces COO de Apple Tim Cook. Dos meses después, fallecía Steve Jobs y todas las miradas se centraban de verdad en Cook. ¿Estaría a la altura?
Cinco años después no hay más que echar un vistazo a las cifras para ver que la respuesta es un rotundo sí: durante su primer año como CEO, logró que Apple ingresase más de 156.500 millones y registrase un beneficio de 41.700 millones de dólares. Ahí todavía muchos hablaban de la herencia de Steve Jobs, como si los resultados fuesen aún consecuencia de la inercia con la que el visionario había empujado a la compañía. En el año fiscal que acabó el septiembre pasado, los ingresos de Apple fueron de 233.700 millones de dólares y los beneficios de 53.400 millones. Ahora ya no hay dudas.
Y no es que Tim Cook no haya pasado momentos difíciles. Además de vivir siempre a la sombra del idealizado Jobs, cometió errores también que hicieron que muchos cuestionen su valía. Uno de los más sonados fue el de Apple Maps, ocurrido poco después de tomar los mandos como CEO. La app que se suponía que debía sustituir a Google Maps en iPads e iPhones fue tan desastrosa que Cook acabó disculpándose.
Otro de los problemas a los que se ha enfrentado el CEO de Apple es el de las ventas de iPhone iPad: este año por primera vez se registró una caída en las ventas el primero; y las tabletas hace ya tiempo que no venden lo que se esperaba. Pero ¿importa tanto si la compañía sigue aumentando beneficios?
El estilo Tim Cook
Las comparaciones constantes a las que se sometió a Tim Cook, especialmente durante los primeros años, con su predecesor Steve Jobs hicieron que enseguida se notase una diferencia. Aunque en estilo de liderazgo y relaciones personales con los empleados Cook parece ser igual de implacable y estricto que Jobs, el nuevo CEO está logrando poco a poco cambiar la imagen de la compañía.
Una de las primeras diferencias se vio ya durante el primer año: por primera vez, Apple empezó a hacer grandes donaciones benéficas, algo que Steve Jobs se jactaba de no hacer (luego en realidad se supo que algo sí había donado, pero no era desde luego lo que definía a la compañía). Además, desde que en 2014 Tim Cook hizo pública su homosexualidad, se ha convertido en un referente importante y activo dentro de la comunidad LGBTQ.
Después está todo el tema que ocupó los titulares referentes a Apple a principios de este año: su “pelea” con el FBI. El bureau quería que Cupertino les ayudase a acceder a la información contenida en un iPhone desarrollando una especie de software “descifrador”. Tim Cook se negó una y otra vez poniendo siempre por delante lo que aseguraba que consideran más importante: la privacidad del usuario. Crear ese software, además, sería más peligroso que no hacerlo, ya que si caía en las manos equivocadas podía ser utilizado para el cibercrimen.
Es cierto que con el cambio de CEO se perdió también un poco la magia que le daba Steve Jobs a Apple. Ya casi nunca sorprenden como lo hacían antes sin parar y la compañía ha perdido ese halo irreal de que cualquier cosa puede pasar. Tim Cook no es un mago, es más bien un estratega. Y de momento no parece que le vaya muy mal.