Richard Rusell, que trabajó como ingeniero en Google, ha explicado que para calcular el tiempo de una ruta se tienen en cuenta apartados como los límites de velocidad y las velocidades recomendadas, así como la velocidad media histórica que se alcanza en esa carretera en varios períodos de tiempo del día y hasta el tipo de vía de que se trata.
Asimismo, también se analiza la información disponible sobre el estado del tráfico en tiempo real y junto a los datos antes mencionados el sistema ofrece una predicción lo más ajustada posible.
Eso sí, Rusell reconoce que las predicciones no siempre aciertan y puede darse el caso de que fallen ligeramente en sus cálculos, recogen en BGR.
En sentido, el exingeniero de Google aclara que es imposible que estas sean exactas al cien por cien, ya que el tráfico es impredecible, y ha recordado que factores que hacen bajar la velocidad de circulación y son consecuencia de la intervención humana, como los accidentes de circulación, no se pueden conocer con antelación.
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