El dilema de las apps de mensajería instantánea: ¿salir a bolsa o dejarse comprar?

Apps como Line o Whatsapp no hacen más que crecer y los rumores de posibles salidas a bolsa ya han empezado. Pero ¿saldrán a bolsa o acabarán simplemente en manos de compañías más grandes?

¿Las comprarán o desarrollarán su equivalente?

Apps no muy grandes salidas en su mayor parte de startups, que empiezan a tener un éxito atronador. Hay varios ejemplos recientes: Instagram, Tumblr, Waze, Vine… Todas ellas tienen algo en común: antes de que les diera tiempo a plantearse una salida a bolsa, llegó un grande y se las metió en el bolsillo. Instagram se la pidió Facebook, Tumblr se la pidió Yahoo!, Waze se la quedó Google y Vine se fue con Twitter. ¿De verdad van a seguir Whatsapp, Line y el resto siendo independientes?

Las posibilidades parecen bastante escasas. Para empezar, y pese a todos los rumores de salida a bolsa, con sus modelos de negocio existentes podrían no interesar demasiado a los inversores. “No se les exige a los usuarios un desembolso importante por utilizar la red y por tanto no se generan ingresos suficientes ni siquiera para cubrir los costes de investigación y desarrollo que exigen este tipo de negocios”, explica David Navarro, que opina que estas apps tienen un modelo similar al de las redes sociales y sus mismos “problemas de monetización”.

Son además empresas con “estructuras muy pequeñas”, como comenta Jaime García Cantero, y que se hable de valoraciones como los 28.000 millones de Line es simplemente “ridículo”, ya que sus modelos de negocio “no están todavía muy consolidados y desde luego no todas sobrevivirán en el medio plazo”. Que sean compradas, por lo tanto, queda como “una opción bastante lógica”.

Las compañías que estarían más interesadas en hacerse con ellas, ya sea para integrar su producto o para simplemente dejar de tenerlos como competencia (Whatsapp y Line entrarían en esta última parte), son esos gigantes de Internet contra los que las pequeñas apps tendrían que luchar si siguiesen siendo independientes. Esto, además, en el caso de una OPV, jugaría claramente en su contra. Aunque al final, como apunta David Navarro, todo se reduce a “diferenciar tu producto lo suficiente para crear usuarios recurrentes”. Las que no tengan ese producto diferenciado y tengan que competir “vía precio” serán “las más afectadas por la entrada de empresas más grandes con mayor pulmón financiero”.

La conclusión es que “habrá más compañías vendidas (o compradas) de las que saldrán a Bolsa. Pero ¿qué pasará con las que salgan?

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