Esta es la mejor opción para la mayoría de los usuarios, ya que no significa tener que dejar el entorno Mac para utilizar el software de Windows, puesto que Windows se ejecuta en una máquina virtual. Sin embargo tiene algunas desventajas: el software de virtualización cuesta dinero, no tendrás el 99,99% de compatibilidad que te ofrece Boot Camp, necesitarás bastante RAM (2 Gbytes es lo mínimo, 3 lo recomendable y 4 lo más cómodo), y habrá una mayor complejidad de manejo para el usuario dado que tiene que ejecutar dos sistemas operativos al mismo tiempo.
Hay dos grandes aplicaciones de virtualización a un precio razonable, VMware Fusion y Parallels Desktop, que permiten a los usuarios de Mac utilizar aplicaciones de Windows junto a las de Mac. Sus características y funciones generales son muy similares, además se encuentran muy empatados en términos de capacidad, máxime tras haberse presentado nuevas versiones recientemente. Aunque ninguno de los dos productos es perfecto, la sabiduría popular sugiere que VMware ofrece un rendimiento superior y mejor compatibilidad de hardware, mientras que Parallels Desktop ofrece una mejor integración con el entorno Mac OS X.
Cada producto nos guiará a través de una instalación de Windows fluida, haciendo fácil tener una máquina virtual totalmente funcional. Para llevar a cabo la integración real con el Mac, tendremos que configurar todo lo que va a necesitar el usuario y ajustarlo como una ventana independiente o a pantalla completa. A continuación abriremos todas las aplicaciones que el usuario va a necesitar para que sus iconos aparezcan en Dock de Mac OS X. Una vez hecho esto, simplemente haremos clic con el botón derecho del ratón sobre dichos iconos, y seleccionaremos la opción Mantener en el Dock.
Entonces activaremos el modo Coherente (Parallels Desktop) o el modo Unidad (VMware Fusion), que ocultará el escritorio de Windows y hará que las aplicaciones de Windows se coloquen directamente sobre el escritorio del Mac como si fuera su entorno natural. El usuario sólo tiene que hacer clic en los iconos de las aplicaciones Windows ubicadas en el Dock para lograr que se ejecuten (Si no se siente a gusto al no ser capaz de ver el escritorio de Windows, siempre podrá ejecutarlo en una ventana independiente o a pantalla completa).
Ambos productos ofrecer la posibilidad de manejar una carpeta del Mac como una unidad de red, y asignarle una letra de unidad. Recomendamos encarecidamente hacer esto con la carpeta de documentos del usuario y recordarle que guarde ahí todos los archivos que creen en Windows, en vez de hacerlo directamente sobre la unidad C:. De esta forma, todos los documentos serán accesibles desde la parte del Mac, y no quedarán perdidos en las inmensidades de C:. Yendo más allá, las capacidades de integración tanto de VMware Fusion como de Parallels Desktop son impresionantes, profundas y se escapan de la temática de este artículo. Por ello tendréis que emplear algún tiempo con vuestro equipo para conocer a fondo cada producto. Ambos ofrecen versiones de prueba totalmente funcionales que podemos descargar desde la Web.
Por último hay que decir que también existen otros productos de virtualización, como VirtualBox de Sun Microsystems, totalmente gratuito y que ha presentado una nueva versión hace poco. Sin embargo, Parallels Desktop y VMware Fusion son los productos más maduros que hemos utilizado. Aún así, si tenéis ganas de experimentar, al menos podéis probar gratuitamente otro producto.
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