Altavoces Sony SRS-DZ10

La compañía ha cuidado al máximo las sensaciones que ofrecen estos altavoces 2.1, tanto en su aspecto sonoro como en un impecable diseño.

Los altavoces SRS-DZ10 de Sony compaginan su más que buena calidad sonora con un estilo acorde con los modelos a los que Sony nos tiene acostumbrados. Es evidente que a unos altavoces se les va a pedir ante todo limpieza de sonido y riqueza de matices. Por supuesto, el prestigio de Sony está en juego en cada producto que saca al mercado, por lo que ninguno de estos detalles ha sido descuidado en ningún momento.

Los altavoces cuentan con una pequeña consola vertical con dos reguladores: volumen de satélites y del altavoz de subgraves, además de una entrada de jack pequeño para auriculares. La consola, al igual que los dos satélites, va conectada al altavoz de subgraves desde donde parte una toma eléctrica y dos posibilidades de entrada de señal: ordenador o reproductores portátiles (CD, MP3,…).

El sonido se encuentra por encima de las expectativas, especialmente con los 25 watios que cuenta el de subgraves. La potencia de los dos satélites es de 6 watios cada uno, por lo que la salida total del pack es de 37 W. En nuestras pruebas con distintos tipos de sonido ha respondido muy bien, dejando una sensación de claridad, nitidez y al mismo tiempo envoltura que se puede encontrar en otros sistemas con alcance superior.

El equipo se compone de dos satélites de pequeñas dimensiones, una consola de control y un altavoz de subgraves. Todos ellos en color plateado y con una línea que recuerda mucho a las formas estilizadas pero de su nueva consola de juegos. Toda esta serie de elementos le confiere un aspecto realmente futurista, especialmente en lo que se refiere al altavoz de subgraves, cuyas formas cilíndricas profundizan en esta sensación.

Por otro lado, la conexión mediante cable de otras fuentes distintas del ordenador le dota de polivalencia en su uso, no quedando restringido al mismo. Nosotros le conectamos un reproductor MP3 y los resultados fueron igualmente buenos que reproduciendo directamente desde una CPU.

Con un precio de cerca de 190 euros, las diferencias con otros equipos se marcan, como suele ser habitual en Sony, por factores que van más allá de su propia excelencia tecnológica, como en este caso es su precioso diseño.